Revista Cultura y Ocio
Mencionado por:
Luis Antonio González Pérez
Menciona a:
Eugenio Padorno
Baltasar Espinosa
José Carlos Cataño
José Ángel Valente
Tomás Segovia
Arturo Maccanti
Diego Agúndez
Bio-bibliografía
Miguel Pérez Alvarado (Las Palmas de Gran Canaria, 1979) reside desde 1997 en Madrid, ciudad en la que estudió Ciencias Políticas y Periodismo. Ha publicado los poemarios Teoría de la luz (Ediciones del Cabildo de Gran Canaria, 2001), galardonado con el Premio Tomás Morales, y Levantado templo (Cíclope Editores, 2011). En Hilo de tres puntas (Ediciones Idea, 2009) se recogen sus conversaciones con el escritor Jorge Rodríguez Padrón y recientemente acaba de aparecer Abordajes seguido de Ritmo (Ediciones Idea, 2011), libro que pone en diálogo intenso su escritura fragmentaria con Ritmo, obra de Iker Martínez. También ha colaborado esporádicamente en diversas publicaciones periódicas: La Plazuela de las Letras, Calibán, 2C-La Opinión de Tenerife, Revista Kafka, Cuadernos del matemático.
Una selección de sus escrituras puede leerse en su web personal: http://www.miguelperezalvarado.com/
Poética
Origen y duración
I. Cada palabra anuncia desde dentro sus correspondencias; entra en la memoria y da, allí, eco al eco: trae ritmo a pesar de su soledad si asume desde dentro una apertura. La materia rítmica que hace del poema carne viva no brota en la experiencia sistémica del mismo, bajo una supuesta estructura de sentido sostenida en el diálogo semántico entre el conjunto de sus signos. Se configura en la duración superpuesta de todas las grietas en que nos va abriendo su lectura.
II. En cada uno de nosotros, la experiencia del origen dada por el nacimiento quedó borrada. No puede ser recordada ni siquiera después de haber sido dicha desde afuera, afirmada por otros que dan fe del momento en que aparecimos al mundo.
III. La palabra que inaugura el poema nos trae acá aquel origen, y esa palabra no necesitaría de las demás que la siguen si en la poesía se cifrase tan sólo una posibilidad, entre otras, del ser. Pero poema es precisamente no lo que es o su alternativa, sino el despliegue de lo que sea siendo, y para ello es necesario su sostén en sucesivas aperturas, no sólo en la primera de ellas. Sin la duración de sus muchos orígenes superpuestos ese despliegue constitutivo de la poesía sería imposible. La correspondencia contenida en la primera palabra necesita realizarse durando junto a otras palabras a lo largo del espacio.
y IV. Si hubiésemos vivido la experiencia consciente de nuestro nacimiento, ¿podríamos desplegar a través del lenguaje al mismo tiempo el ser y sus posibilidades? Siendo testigos del origen, ¿haría falta tanta redundancia volviéndolo a nombrar?
Poesía
De Teoría de la luz
ESTE cuerpo ¿de quién lo heredo? ¿Para
quién? Si es la barricada o el trampolín
no lo sé: un trapecio resbaloso.
En él no cabe lo que existe, pero
al revés sí. Mi cuerpo. Te acaricio:
me perteneces y no a la vez.
Soy salvaje en tus frondas prisionero.
Almenara que anuncias a la muerte,
cuerpo mío, vasija dubitable
que das a mi amor la forma del mundo.
TENGO ecos que lanzo contra el mar: los retomo
los lanzo los retomo: están blandos y salados
pero dan flor casi cuchillos
que dan mundos con sus tactos con sus mundos
y un gran genital en todo el cetro
soy lo primero en una isla anterior de frontones
llegué a estas últimas piedras elementales
porque las he de encalar es mi cadena
a lo que no puedo decir no
no evito que me pesan los hombros de tanto
yo
camino sobre alféizares mampuestos
y en una antorcha asumo los derredores
hacia el cuerpo
el eco que vuelve da una flor extraña
el mar nos come lo que no somos pero duele
su ruido:
miraré hacia arriba en una mano sosteniendo
toda la isla
con la boca ansiosa de repique:
rompe muros lanza voz y ordena
más fáciles órbitas
ten praderas recién llovidas que antes estaban
de otra forma cruel y desbocadas
un rayo original tiene la horma de mi boca
su luz resume la luz
siempre saltando mi alma sobrevive
un eje me dieron
parado a pesar de las estaciones
y la carne declinando con justicia
alta cumbre total sin luego
pero luego es
la voz es hacia su zanja y otras voces
y más allá del mar y el severo minuto
y la luz se desmelena
-lloro-
perdí edenes porque siempre perdí edenes
ni la muerte me consuela
ni la sangre me lo olvida
todo lo que tuve regresa
todo lo que fuimos lo tuve y regresa:
mientras agonizas
sabe que te cabe la vida en la boca.
***
De Levantado templo
Paisaje
DI qué cardón
no crecí para darte testimonio del barranco que arde;
en las laderas qué tierra
no rueda a borbotones de tu boca
deshilándote, hilándote
al paisaje en que vagas.
Di qué flor de retama
fue calco y menos cierta que tu sangre.
Viaje
NO vine,
abro flores desde dentro.
Cae en ceniza la ceniza quemada,
como un corazón como un abrevadero.
Salto, caigo, deshabito, ensancho;
pero no vine.
Aunque dejo atrás los restos,
abro flores desde dentro.
***
De Ala y sal (inédito)
materia y confusión
I.
Apenas deshilar
las manchas de los pinos
de la tierra
que inaugura la extensión de la piel.
Desde el centro de la confusión
emerge el paisaje
y en el cuerpo repican
las palmeras y el hogar,
la sed contra las nubes,
los senderos dispersos,
y el mar y el viento y la voz y la orilla.
(caideros de gáldar)
II.
La voz; el viento.
El tacto a su paso levantado
de la tierra,
y en sedimentos que caen
ensancha la mirada su acceso a la luz.
Alba es,
aunque no sepas qué noches son su origen.
Dentro de la sombra tocas,
abierto y blando, sin ceguera,
la antigua selva umbrosa,
la arena de las dunas de la infancia,
el diluvio sobre el mar,
las piedras y el sol contra el barranco.
Amanecerás y seas
la voz, el viento.
y III.
Entra en el agua y ve,
desde el mar,
los contornos, enfrente, de la isla.
El cuerpo desnudo, dado
al frescor de la espuma, redonda
la piel en cada ola, gigante
abraza las cumbres desde la orilla.
Aprende a deshilar apenas
la materia.
(mar de playa del inglés)