- Hola Miki, siempre te encuentro leyendo o escribiendo – Dijo el Cuervo acercándose a Miki.
- Es verdad Cuervo, es lo que más me gusta hacer – Respondió Miki.
- Pero se supone que eres un Bufón, lo tuyo es actuar, no escribir ¿Cuándo actúas? – Inquirió el Cuervo.
- Actúo mientras vivo. Mis bufonadas son mi vida – y añadió – Lo de leer y escribir es algo mas íntimo, mas personal –
- No tan íntimo puesto que lo publicas – Le amonestó el Cuervo.
- El hecho de publicarlo no le resta intimidad. La escritura, al menos en mi caso, es un acto solitario, introvertido. Que luego se haga público o no depende de muchas cosas. De hecho llevo años escribiendo y he dado a conocer muy poco de lo escrito. – Se explicó Miki.
- Pienso que todo el que escribe lo hace con la idea de publicar. Es más, creo que la vanidad es uno de los componentes principales del escritor. Así que no me vengas con poses intimistas y reconoce que si no has publicado más es porque no has podido o no has sabido. – le respondió el Cuervo.
- Como casi siempre simplificas – Miki hizo una breve pausa y continuó – Cada cual tiene sus motivos para hacer las cosas, en este caso para escribir, e incluso no siempre se escribe con los mismos motivos. Por tanto y por mucha que sea la vanidad, que no la niego, pero tampoco la confieso; unas cosas las quieres hacer públicas y otras no. –
- Como siempre, hablas, hablas pero nunca dices nada. Que sí, que no, que a la Parrala le gusta el vino. En definitiva ¿Por qué lees o por qué escribes? – Preguntó el Cuervo con su malhumor habitual en las charlas con Miki.
- ¿Qué por qué leo? Podría decir simplemente que porque me gusta, pero se que no te vas conformar con esa respuesta, así que intentaré explicártelo. A través de los libros llego a sitios donde nunca he estado, también recorro y reconozco lugares que ya he pisado y los veo desde otra perspectiva diferente. A través del libro conozco personajes increíbles, que han sido, que son, que serán, que nunca fueron, que tal vez sean, que jamás serán, ¿y sabes? En el momento de la lectura; son. En fin que puedo vivir con la imaginación mil vidas en mil lugares diferentes y de mil formas distintas. Y lo mas importante; lo hago yo sólo, hacia dentro, es un acto individual.
- Bueno, bueno. No tan individual, mucha gente lee el mismo libro – dijo el Cuervo.
- Cierto, pero cada lectura es única. Incluso cada relectura es única. El libro puede ser el mismo, pero el lector es diferente. La lectura se compone de dos partes, una pasiva; el libro y otra activa; el lector. Y es esta parte activa la que siempre es diferente. Eso es lo que hace que cada lectura sea única, irrepetible. – Aclaró Miki.
- ¿Y por qué escribes? – Insistió el Cuervo.
- Escribo porque pienso. – Se burló Miki.
- Y vuelta la burra al trigo. Vuelves a no decir nada. Yo también pienso y no escribo.- Respondió el Cuervo.
- Pienso, le doy vueltas a las cosas, las comento con mis amigos y cuando creo que he llegado a algún sitio, lo plasmo en el papel y me doy cuenta que sigo en el camino. Así que la escritura me sirve de hito kilométrico. En algún momento estuve ahí.- Añadió Miki.
- Bueno, no te pongas transcendente que escribes muchas tonterías – Le reconvino el Cuervo.
- Eso que tú llamas tonterías y que seguramente lo son, forma parte del camino. De todos modos, yo me refería a lo que escribo no a lo que tú lees.-
- Yo leo lo que tú escribes. –
- No, tú lees lo que interpretas que yo he escrito. Lo que escribo es mío sólo mientras lo escribo, una vez dado a conocer, ya es lo que cada cual interprete y ahí está la magia.- Le dijo Miki.
- Bueno Miki, esto se está alargando y tengo cosas que hacer. Ya seguiremos esta charla en otro momento. – Se despidió el Cuervo.
- Adiós Cuervo, como casi siempre un placer hablar contigo.- Se despidió Miki viendo al Cuervo emprender el vuelo.