Revista Cine
Fructuoso Sánchez Prado el hombre, Fortu el personaje. Icono del heavymetal nacional, genio y figura donde los haya. Con la habilidad de mover al público al son que marcan sus dedos formando el símbolo universal de los cuernos, como si de la varita de un mago se tratase. Esos cuernos de sus mil demonios o del buen rollo musical que sabe transmitir como ninguno. Camaleónico provocador, agitador y sobre todo superviviente y explorador del lado más oscuro de la vida; ha sabido adaptarse al paso del tiempo para salir airoso de todas las vicisitudes a las que ha tenido que enfrentarse a lo largo de los años. Una parte de ellas, porque no me cabe duda de que se quedan otras muchas en el tintero, las ha reflejado en este libro a modo de autobiografía, y no pueden resumirse de mejor forma que con el tan manido lema sexo, drogas y rock and roll en distinto grado y proporción.Y es que Fortu ha recorrido todas las etapas del camino del héroe: comienzos humildes, duro ascenso al estrellato del rock, uso y disfrute de la fama, bajada a los infiernos de la droga y el dolor; y resurgimiento y gloria tras sobrevivir a todos los peligros y enemigos con los que se cruzó, dejando a su paso una legión de seguidores y novicios dispuestos a seguir sus pasos. Así pues, gloria máxima a este hijo del rock and roll por muchos años y que nosotros lo veamos muchos más sobre el escenario, que es sin duda su hábitat natural.