Y daba para dos cenas, unas copas y te sobraba para el café del día siguiente. Los establecimientos que suponían dejar el billete en cuestión para dos cubiertos, se consideraban prohibitivos, salvo que acompañases con marisco en cantidad suficiente para medio regimiento, o sea. Y no hace tanto. Hay veces que mira uno sus pies y se percata, no sin cierto asomo de sorpresa, que los zapatos que usa fueron pagados con las antiguas pesetas, lo que da idea de dos cosas; por un lado de la situación del que suscribe y por otra, qué duda cabe, de la excelente calidad del calzado.