Imaginemos por un momento que estamos incómodos, a disgusto, mal. Ahí nos mantenemos hasta que un dia, por el motivo que sea, reconocemos la situación misma y el daño que nos ocasiona.
Valga como ejemplo el estar a disgusto en un trabajo. Mientras que el cuerpo aguante, aguantamos. Sabemos que hay algo que nos está perjudicando pero no queremos averiguarlo. Podemos aguantar. Ahí nos mantenemos hasta que un día todo revienta. Nos damos cuenta de que hemos entrado en una espiral descendente y que eso afecta a todo nuestro entorno. Se hace insufrible. Salud, relaciones, valores,…, todo está fuera de lugar. Es entonces cuando nos ocupamos en analizar qué ocurre y como se puede cambiar. O eso o nos morimos. Así que decidimos reconocer la situación. ¿Ya está resuelto? No, en absoluto. Porque al ser conscientes de lo que nos ocurre, seguramente vamos a estar peor aún. En el caso extremo, esto nos va a llevar al cero absoluto, casi a la desesperación. Vivir con consciencia plena algo que ahora sabemos que nos perjudica seriamente, es horroroso. Así que aún caemos más. Seguro. ¿Qué puede ocurrir entonces? Pues en algunas situaciones en las que he trabajado como coach, este es el punto en el que se decide romper con aquello, aunque no tengas nada más que te respalde. Vuelvo al ejemplo del trabajo. Lo dejamos. Dejamos ese trabajoaunque no tengamos otro, aunque las vayamos a pasar canutas durante una temporada.Y una vez se asume esto, una vez damos por finiquitado una situación, empieza el milagro. De repente, con el marcador a cero, empiezan a parecer otras oportunidades, otras posibilidadesque poco antes ni nos habíamos imaginado. Posibilidades que antes eranimposibles. Suceden cosas que ni siquiera esperábamos. Esa posición de cero en la que todo lo damos por perdido resulta que es el mejor punto de partida. Hemos aprendido a quitar de nuestra vida lo que no lo que nos interesa, lo que no queremos. Nos focalizamos en lo importante, en lo coherente con nosotros mismos. Entonces, sólo entonces, se disipa la niebla y todo empieza a funcionar. ¡Milagro!