Revista Cultura y Ocio
El hecho de que haya días en los que no oigo ni una sola nota de Miles Davis no hace que le aprecie menos ni que le dedique un rato en la diáspora de pensamientos que me ocupan las horas. Este Picasso estajanovista de mirada perdida y apasionados diálogos con su alma a través de la trompeta hizo cientos de discos, se hizo acompañar de cientos de sidemen e influyó a cientos de músicos que influyeron a cientos de músicos. Él anduvo siempre arriba, presidiendo la comunidad del jazz como llave para abrir la nueva sensibilidad del ciudadano moderno. Porque el jazz es la música clásica de nuestros tiempos igual que antaño el Barroco lo fue en los suyos. Escribir sobre Miles Davis es un placer: uno no necesita acudir a otro sitio que no sea el corazón y es ese músculo el que consiente las palabras y da la medida exacta del amor que se puede profesar por un músico. Es cierto que hoy no he escuchado a Miles Davis, pero sé que no tardaré mucho. Tal vez mañana busque A Kind of blue, el mejor disco de la Historia, (So What, Freddie Freeloader, Blue In Green, All Blues y Flamenco Sketches), y escuche So what, los ocho minutos más maravillosos que este cronista de sus vicios haya escuchado. Haré todo eso y me perderé como suelo en la perfección. Existe. Dura ocho minutos. John Coltrane "Cannonball" Adderley , Bill Evans , Wynton Kelly...Hoy llevo So what en el corazón. Ahora es tarde. Buenas las noches.