Tenía pensado escribir un post diciendo precisamente que no iba a escribir del tema que ahora escribo.
Me eché para atrás guiado por la prudente norma de evitar decir “no haré..” “no diré..” “jamás se me ocurrirá…”.
Tenía pensando decir, que a siete días de comprobar que en la fiscalía española no manda la Ley ni sus valores, sino agentes diplomáticos de una potencia extranjeray a tres días de que el gobierno anunciara la supresión del subsidio para parados de larga duración, la reducción de impuestos a empresarios, la subida de impuestos a fumadores, y del anuncio de la privatización de un servicio público evidente como el trasporte aéreo, no iba a gastar ni dos minutos en debatir acerca del supuesto tema de moda, de si los controladores aéreos tienen derechos laborales o no, de si tienen razones de huelga o no.
Pero es que las cosas han cambiado en un día, y como apunta Hugo Martínez Abarca en SU ARTÍCULO
las cosas se entremezclan entre sí y al parecer, tienen más relaciones entre sí de lo que parecían.
La primera reflexión al respecto es la penosa actitud del pueblo español. Lamentable en su gran mayoría, salvo honrosas excepciones. Las desgracias que le sucedierion, las que le suceden y las que con toda seguridad le sucederán, las tiene ganadas, y construidas por sí mismo, no hay más culpables que el propio pueblo aborregado español en su gran mayoría. Lo siento si soy tan claro, y si alguien se siente insultado e identificado, me alegro, es lo que pretendo. Generalizo por su número, pero no todo es igual, cada cuál sabrá dónde se identifica.
Comenzó la semana con toda España berreando contra una huelga de la que no encontré ni dos entre 100 que me pudieran explicar de qué se trataba, o por qué se hacía. Penoso. Muy orangután todo. Un animal aulla, los de al lado también, y 100.000 por contagio aullando y pateando el suelo sin que casi nadie sepa concretamente del por qué hay que aullar. Toca aullar, si todos aullamos será por algo, es justo, y democrático. Ver a 1500 orangutanes aullando y pateando histéricos el suelo a la vez es impresionante, lo reconozco, sí, pero peligroso, y algo lerdo. ahora bien, lo que te pide el sistema límbico al observarlo es unirse al pataleo. No pensar, precisamente.
Así que manos a la obra, y a analizar, antes de aullar, Conviene. “Ganan mucha pasta es indigno que se pongan en huelga“, escucho decenas de veces en bocas parecidas. Infiero que la huelga, por tanto, es por dinero, y eso le pregunto a los aulladores “¿Por qué es la huelga?”, nadie sabe, nadie me contesta, siguen aullando “¡¡Ganan mucha pasta, son privilegiados!!“.
Como es inútil seguir preguntando a quien no te contesta o no sabe, indago por otros lados. Al parecer la huelga no es por dinero, así que saco las primeras conclusiones, que no son acerca de los huelguistas, de sus razones, o de sus no razones, las primeras conclusiones que saco es acerca del pueblo berreador, del pueblo español casi en su mayoría, y de sus mecanismos psicológicos, es lo que hoy he aprendido deduciendo.
1- Espíritu irreflexivo, cuasi-animal. Se habla, se berrea, pero no se conoce, ni falta que hace.
2-Derechos laborales=Dinero. Dicho de otra manera, si te pagan bien no tienes ningún otro derecho laboral, y no se concibe ni por asomo que alguien pueda darle importancia clave a otra cosa que no sea la pasta. Esa es el esquema de la relación y condición laboral.
Es fácil imaginar que esta gente, este rebaño, serían la puta perfecta de un narco, o el bufón ideal de un sátrapa millonario: ¿Te pagan bien? entonces no importa si te obligan a ir con la teta al aire, si te mandan mamársela al jefe, si te cambian de horario sin aviso, o si te dicen que tu labor ahora es humillar o golpear a tu semejante. Si te pagan bien, pueden obligarte hasta a renunciar a la natalidad, o a tener novio, o pedirte que te cortes un testículo o los dos, como buen eunuco…. ¿De qué te quejas si cobras tanto?
Comienzo ahora a formularme otra posibilidad, no como conclusión a la que los propios argumentos de la gente me hayan llevado, sino como hipótesis.
3-La envidia. La cual, unida a la incapacidad de reflexión y al espíritu gregario produce una situación previsible. En una situación de crisis y paro y recortes sociales y dificultades, pensar en los porqués de tales problemas es demasiado complejo, es más fácil cagarnos en el que tenemos al lado, con más suerte, más dinero, trabajo y para colmo ¡¡se pone en huelga!!.
Si a las dos anteriores (envidia e irreflexión) añadimos egocentrismo y soberbia tenemos la situación perfecta para añadir a las rencillas entre sectores del pueblo, xenofobia creciente. Previsibles las dos en tiempos de crisis y estrechez. así que al “¿Cómo es posible que un tipo tan importante como yo, cobre menos, o esté en paro y lo pase peor que este de al lado, controlador aéreo que conserva su puesto, cobra mucho, y no tiene la delicadeza de mostrar que está puteado por algo, sino que encima pide mas?, se le suele añadir “¿Cómo es posible que un tipo genéticamente puro, español de pura cepa tanga que andar disputándose los servicios sociales con un negraco o moro que no me llega a la suela del zapato?“.
La segunda reflexión, va para el poder, y es de admiración, siempre ha sabido utilizar la irreflexión y la envidia del puteado.
Como vemos, ante un ajuste y empobrecimiento o puteo desde arriba, el primer ajuste de cuentas no se dirige al poder, ni a la busqueda racional de porqués, sino tensiones con los de al lado, rencillas, reproches y disputas por las migajas y los tratos de favor.
De manual, este sistema de reacciones entre una población intelectualmente embrutecida ha sido usada en multitud de situaciones; en haciendas esclavistas, campos de concentración, pueblos sometidos, cárceles, incluso entre mujeres de un harén. Basta con que des menos latigazos a unos que a otros, un pequeño trato de favor, mejor comida a unos que a otros, un sueldo más alto a unos que a otros, o que haya espacio reducido donde deba hacerse un hueco un preso recién llegado, para observar que las energías de los puteados dejan de dirigirse hacia arriba para acabar con el del látigo y se encaminan, en cambio, a golpearse, acusarse y darse codazos y patadas entre ellos.
Dejemos ahora el generalismo, y pasemos al caso concreto España, y huelga.
Nadie, o pocos, han parado a reflexionar que lo que hagan laboralmente con otros, mañana quizás lo puedan hacer con uno mismo, contigo. Así que si ya no es por respeto a los principios genéricos o a los derechos “de cualquiera”, pensemos egoístamente, a ver si funciona: Resulta que el Gobierno, por Decreto Ley puede modificar de la noche a la mañana una ley superior como el Estatuto de los Trabajadores contra un colectivo (vilipendiado y desacreditado) y forzarlo a eliminar por ejemplo la jornada máxima obligatoria semanal de 40 horas y ponérsela a 60 forzadas. O sea, 40 horas semanales, pero si te rompes la pierna y estás lunes, martes y miércoles en cama, el jueves y viernes tienes que meter 20 horas cada día. Trasladado al límite de horas anual supone que si te pillas una cirrosis hepática y estás de baja dos meses, el resto del año tienes que trabajar de manera insana más de las horas legales “para compensar”. De facto supone que la baja médica deja de existir, y se pasa a la producción de horas extraordinarias forzosas.
Habrá gente que voluntariamente sí haría horas extras, porque su salud, su mente, sus obligaciones familiares o vida personal no-laboral, se lo permiten, pero otros que no, ni por todo el oro del mundo, no importa lo que te paguen por ese tiempo. ¿Alguien ha pensado qué pasaría si viniera el jefe a tu empresa a decirte que las horas de baja laboral o las de permiso personal, o las sindicales debes meterlas donde entren en otro día, sí o sí? No, pensar es complicado.
Vamos a seguir, porque es que parece que se ha puesto de moda firmar un contrato laboral con tu jefe, o un convenio anual, y que venga el jefe a los 6 meses a decirte que lo formado por tí y él no vale, que ahora vale lo que el decide y quiere. Si lo haces con los del metro de Madid, o con los controladores porque “ellos” no son “tu”, no te importa, y lo que te importa es que no te jodan a “tí” las vacaciones, que no te encuentres la carretera cortada si vas de fiesta al pueblo de al lado, y que esos encargados de servirte llevándote, trabjen para tí de cualquier manera ¿Te importará al menos pensar que lo que hacen hoy con ellos puede reproducirse mañana contigo aunque no lo esperes?.
Vale, ya que no tienes principios, y sólo piensas “en tí”, piensa al menos que lo que hoy hacen con otros, quizás, sólo quizás, mañana puede ocurrite a tí. Entonces, cuando ocurra, tal vez, no te encontrarás con vecinos que pidan explicaciones al gobierno, o al hospital sobre tu protesta y tu problema, te encontrarás con vecinos que te corren a gorrazos a tí por molestar su apacible existencia. Piénsalo.
Sigamos con la secuencia porque la cosa tiene su miga, hay más. 1500 monos aullando y patallando el suelo enloquecidos tiene su consecuencia, generalmente se avecina que alguien es despellejado, desmembrado, o linchado. Porque siempre, siempre hay algún poder o alguien que se aprovecha de tal oportunidad y saca tajada del caudal.
La tajada, en este caso, es la siguiente, Declaración por primera vez desde la dictadura franquista de “estado de emergencia” (ya es curioso que un asunto mercantil haya logrado lo que ningún brutal atentado ni furioso temporal de agua o nieve haya logrado), y utilización de los militares para que pongan una pistola en la cabeza de unos huelguistas y les obliguen a acudir a su puesto de trabajo. Fantástico, maravilloso, y todo eso con la gente aplaudiendo, jaleando y aullando enfervorecida, además de eso, hemos metido a civiles, sin su consentimiento, en el régimen militar, y amenazado con reclusión mayor la desobediencia.
Muy bien, tras aplaudir borrachos ahora sentémonos a pensar lo que hemos permitido hacer, porque los actos ejecutivos, judiciales o policiales, son como doblar un cartón, siempre quedará el surco por donde puede volver a doblar. Se podrán hacer más dobleces, pero nunca borrar el surco marcado y será guía.
A ver, repitámosolo y hagamos una composición de lugar. Ante una situación de huelga “X”, hemos ordenado a los militares salir a la calle para que obliguen, con la persuación de armas y mazmorras a trabajar a unos huelguiestas.¿Alguien cree que esto no traerá consecuencias?
Precedentes históricos de funesto recuerdo hay, pero en un momento en que se avecina conflictividad social, paro alto, recortes de derechos sociales y laborales y de sueldos se me ocurren escenarios futuros donde lo hecho estos días, puede tener nefastas consecuencias ¿a alguien más?.
Que lo haya hecho este gobierno, y no el PP, no me sorprende, al fin y al cabo el estilo fascistoide de estos no es menor que el de uno de teórica derecha, muchos lo conocemos ya. Tampoco me extraña que el pueblo español, autorice o pida brutalidades, perversidades penales, ejecutivas o políticas que destrozan derechos, los que vivimos en el País Vasco lo hemos visto mucho ya. Lo sorprendente es que el pueblo español haya tirado esta vez sobre su propio tejado una piedra de tal magnitud. No creo ni que a día de hoy, sea consciente de cómo puede afectarles eso mañana.
Se me ocurren muchas cosas y calificativos a esta actitud, ninguna buena, y todas ofensivas e insultantes, lo siento.