Título: Män som hatar kvinnor
Dirección: Niels Arden Oplev
Guión: Nikolaj Arcel, Rasmus Heisterberg y Stieg Larsson (novela)
Género: Criimen, Drama, Misterio
Duración: 152 minutos
Orígen: Suecia, Dinamarca, Alemania, Noruega
Año: 2009
Reparto: Michael Nyqvist, Noomi Rapace, Ewa Fröling, etc.
Esa mujer me hace sufrir...
La trilogía de Millenium comienza con esta primera entrega, Los hombres que no amaban a las mujeres. Adaptada de la denominada como obra maestra literaria de Stieg Larsson, y dirigida casi en piloto automático por Niels Arden Oplev, la película logra cautivar por dos condimentos: las odas al film noir y la descomunal actuación de Noomi Rapace, quien se entrega en cuerpo y alma a su personaje, la intrépida hacker Lisbeth Salander.
Partiendo de una base policial, la historia intenta abarcar ciertos temas propios de la época de las guerras mundiales, o teñir de cultura nórdica una trama que lamentablemente será copiada (porque, en definitiva, eso es una remake) en los cada vez menos originales estudios de Hollywood de la manera más fincheriana posible: dirigida por David Fincher.
Pero volviendo a los méritos de una historia cautivadora como Millenium 1... (2009), hay que destacar también lo bien logrado que está el producto técnicamente, en especial desde el apartado sonoro (partitura, montaje de sonido y sonidos ambientes), haciendo de la manipulación de la información un recurso narrativo harto usado por otros autores -más ligados a lo literario, por supuesto- pero bien logrado aquí. La dirección de arte es otro factor a favor, ya que la ambientación y la puesta en escena se nota que están cuidadas y bien preparadas, no así tanto el aspecto fotográfico o la ya mencionada dirección general.
El reparto está muy bien, pero Rapace se devora la pantalla. En sí, Los hombres... es un film que se apoya tanto en su personaje protagónico que termina diluyendo la idea general a fin de enaltecer el peso icónico del mismo. La historia es muy interesante, y su desenlace también, pero la construcción está pensada para el desarrollo psicológico de Salander y la continuidad de una trama que se dará en episodios y escapándole como pueda al telefilm. Las secuelas, con títulos más largos que llamativos, decidirán hacia dónde desemboca todo.