Título original: Män som hatar kvinnor
Título inglés: The Girl with the Dragon Tattoo
Director: Niels Arden Oplev
Guionistas: Nikolaj Arcel
Rasmus Heisterberg
Intérpretes: Michael Nyqvist
Noomi Rapace
Lena Endre
Sven-Bertil Taube
Peter Haber
Peter Andersson
Marika Lagercrantz
Productor: Soren Staermose
Fotografía: Jens Fischer
Eric Kress
Música: Jacob Groth
Montaje: Anne Osterud
Nacionalidad: Suecia
Dinamarca
Alemania
Noruega
Año: 2.009
Duración: 156 minutos
Edad: 18 años
Género: Crimen
Drama
Misterio
Suspense
Distribuidora: Vértigo Films, S. L.
Estreno: 29-05-2.009
DVD Alquiler: 16-09-2.009
DVD Venta: 18-11-2.009
Página WEB: Ficha completa en IMDb
Ficha completa en FilmAffinity
Web Oficial de la película en España
Web Oficial de la distribuidora en España
Tráiler de la película en YouTube
Calificación:
Crítica: 6,408 Espectadores: 1.576.616
Público: 6,393 Recaudación: 9.357.911,82 €
España: Puntos (Popularidad): 0
Rugoleor: Ratio de popularidad: 0,00%
Sinopsis:
Hace 40 años, Harriet Vanger desapareció de una reunión familiar en la isla que pertenece y es habitada por el poderoso clan Vanger. Su cuerpo nunca se encontró, sin embargo su tío está convencido de que fue asesinada y de que el asesino es un miembro de su propia familia, una familia unida y a la vez disfuncional. Contrata entonces a Mikael Blomkvist, periodista caído en desgracia y a la tatuado y salvaje hacker informática Lisbeth Salander para investigar el caso. Será cuando la pareja relaciona la desaparición con un número de grotescos asesinatos de hace cuarenta años, cuando comiencen a desentrañar una oscura y horrible historia familiar. Pero los Vanger son una familia reservada, y Blomkvist y Salander están a punto de averiguar lo lejos que están dispuestos a llegar para protegerse. Los Hombres que no Amaban a las Mujeres es la primera parte de la trilogía de novelas Millennium, escrita por Stieg Larsson, y que ha vendido más de diez millones de ejemplares en todo el mundo. Por desgracia, Larsson no vivió para ver el fenómeno en que se ha convertido su obra y murió repentinamente en 2.004 poco después de entregar los manuscritos a su editor sueco.
Primera adaptación de la exitosa serie de best-sellers del fallecido Stieg Larsson, que destapa el oscuro pasado de su país con una trama en la que, a lo largo de dos horas y media de metraje, cabe una curiosa serie de personajes y algunas escenas escabrosas que no escatiman en Torture Porn. Michael Nyqvist y Noomi Rapace forman una improbable pareja de investigadores que tratan de sacar a la luz un crimen perpetrado más de medio siglo atrás, en el seno de una poderosa familia.
Crítica:
30.05.2009 – ANTON MERIKAETXEBARRIA
Las flores del mal
Si la película sueca “Déjame entrar”, por su indiscutible calidad, se afirma desde ya como la gran sorpresa cinematográfica de la temporada, “Los hombres que no amaban a las mujeres”, se perfila como una esforzada mixtura de melodrama familiar, cine negro y denuncia social, con los malos tratos al género complementario como elemento catalizador de toda la intriga. Una trama que deriva en una inquietante variante de crimen y castigo, incapaz en esta ocasión de emocionar al espectador. Incluye asimismo una frágil historia de amor, resuelta en el filme que nos ocupa de forma harto peculiar por un inexperto realizador, empeñado en alargar las secuencias más de lo necesario.
Pero, la adaptación de la novela homónima de Stieg Larsson tiene sentido, y la interpretación, que no es mala en general, con el defecto de ser, en algunos casos, demasiado enfática, redunda en perjuicio de este ‘thriller’ interminable y, por momentos, pedante. Porque se necesita tener madera de mártir cinematográfico por lo que al ritmo se refiere, empantanado en escenas repetitivas, que dan la murga más de la cuenta, incapaces de atrapar en imágenes percutantes su desarrollo argumental.
Cine y literatura son cosas distintas, a pesar de ser una relación que se remonta al nacimiento del mal llamado séptimo arte. Si primero el cine usó textos literarios como bases de sus argumentos, en seguida la narrativa asumió modos fílmicos. Es obvio que hay buenos libros que han dado lugar a pobres adaptaciones al cine y viceversa, películas extraordinarias basadas en endebles originales literarios. Así pues, este voluntarioso esfuerzo creativo no alcanza la exigible veracidad y se muestra incapaz de penetrar en esa maldad intrínseca, agazapada, de forma consciente o inconsciente, en lo más profundo de las personas. De ahí que, a menudo, no hace falta recurrir a una especie de fuente sobrenatural del mal. Los seres humanos somos capaces, por nosotros mismos, de las mayores maldades.
17.09.2009 – JOSU EGUREN
El otro cine sueco
Por fin se estrena en vídeo el complemento perfecto para el tocho de Stieg Larsson. Si usted forma parte de esa legión de lectores accidentales que ojearon hasta la página 69, y temieron atragantarse con las 600 restantes, está de enhorabuena, ahora podrá presumir de haber leído la primera parte de la trilogía sueca. Desde un punto de vista ecologista, la adaptación que dirige Niels Oplev es mejor que la novela, aunque la caterva fundamentalista siempre encontrará razones para menospreciar la versión comprimida del mayor fenómeno literario del momento.
Coincido con la idea de baziniana de que la mejor adaptación posible es aquella capaz de transformar en argumentos audiovisuales la literatura de su referente: su prosa, su ritmo, sus silencios, su métrica… algo difícil en un caso como el de “Millennium”, en tanto que el escritor sueco manejaba un arsenal desprovisto de sólidos recursos literarios. La fuerza del crepuscular Stieg Larsson reside en el carisma de sus personajes y así lo entiende Niels Oplev, aunque como el lector, termina por decantar la balanza del lado de Lisbeth Salander. Oplev rebaja unas pocas décimas el ambiente febril y malsano de la novela, pasando por alto algunos de los trapos sucios que se ocultan en el fondo del armario de la ejemplar sociedad sueca, pero refleja con exactitud el espíritu detectivesco de su modelo. A pesar de todo, dos horas y media no son suficientes para que Oplev logre enmarañar la multitud de hilos argumentales que se cruzan en “Millennium”, y esto se nota en la segunda parte del filme cuando, huérfano de Lisbeth Salander, el protagonista masculino ha de enfrentarse a la tarea de reordenar un puzzle que parece componerse de muy pocas piezas. Interesa mucho más el arranque, los paseos de la cámara por una galería de tópicos a la par que efectivos personajes, y especialmente, la presentación de la torturada/torturadora Lisbeth Salander. Una nueva dimensión del cine sueco que también sabe producir apañadas películas taquilleras. Que tomen nota en nuestra Academia.