Revista Belleza

Mimando mis pies

Por Liliandkors @liliandkors

Los pies son la base de nuestro equilibrio. Y me diréis:«pues ya ves, menuda afirmación más obvia». Pero es que a veces parecemosolvidar hasta qué punto nuestros pies son nuestro sostén y el punto de partidade una correcta colocación de nuestro cuerpo. Por no hablar del peso que seencargan de soportar día tras día en silencio. Vale, rectifico: algunos sequejan, y a base de bien, procurando por todos los medios recordarnos supresencia, pero con razón…
Porque, sed sinceras, ¿cuántas de nosotras nos preocupamospor darles los mimos y el cuidado que se merecen?, ¿cuántas nos conformamos conhigienizarlos en la ducha y evitamos incluso que nuestra crema corporal se lesacerque demasiado y nos deje pringando calcetines, sandalias, zapatillas, enfin, todo lo que se le ponga a tiro?
Intentando poner remedio a mi dejadez habitual y pensandoque una buena pedicura no solo tiene valor estético, sino que además ayuda aprevenir la aparición de problemas graves (cosas de tener un hermano podólogo),decidí armarme ayer con todo mi arsenal podológico y dedicar parte de la tardea resarcir a mis pobres pies de los fríos y húmedos días invernales que pasanencerrados en sus asfixiantes botas.
Mimando mis pies
Lo primero, como no, fue prepararles un buen baño en un recipienterepleto de agua tibia acompañada de una pastilla emoliente. Me gustan las deDeliplus, que son mano de santo para suavizar y refrescar los pies cansados ycrean una cosquilleante efervescencia de relajantes burbujas. Si lo preferís, podéisechar mano de aceites esenciales, geles espumosos o incluso remedios caseros comouna cucharadita de bicarbonato y un poquito de zumo de limón. La imaginación notiene límites.
A los 15 minutos llegó el momento de la exfoliación paraeliminar la piel muerta. El producto que más agradecen mis pies últimamentees el exfoliante del Dr. Scholl, con microgránulos de piedra pómez natural yAHA frutales, que deja los pies suaves y tersos. Se extiende maravillosamente bien, mediante un masaje circular hasta alcanzarprácticamente los tobillos.
Mimando mis piesMimando mis pies 
Y a continuación, el mayor de los placeres: un larguísimomasaje, suave pero firme, con crema hidratante. Comenzamos por los dedos, estirándolos uno a uno, seguimos por la planta, continuamos por el talón, avanzamos en dirección ascendente ynos detenemos en el empeine hasta culminar, con ligeros movimientos circulares,en los maltrechos tobillos. Y si queréis que vuestra felicidad sea completa,probad a masajear las plantas con el puño cerrado y utilizando los nudillos. Esotra dimensión, os lo prometo.
Y en medio del masaje, un feliz descubrimiento: la crema reconfortantepara pies Rêve de Miel de Nuxe. Era la primera vez que la utilizaba y mepareció una auténtica delicia. Me la presentó una amiga (gracias, María) enforma de la muestra que veis en la imagen y mucho me temo que me ha creado unanueva necesidad difícil de ignorar. Es una crema untuosa, pero a la vezincreíblemente ligera, que se seca al momento sin dejar ni rastro, ni pizca depringue. Perfecta. Si ya estaba enamorada de la marca por su aceite prodigiosoy su crema de nata, ahora ni os cuento.
Mimando mis piesMimando mis pies
Después le llegó el turno a las uñas: corte recto, limadodesde el exterior hacia el centro, retirada de cutículas, más quitaesmaltespara eliminar los posibles restos de crema, base 002 de Mavala (que olvidósalir en la foto de familia) y un rojo intenso que acapara todas las miradas enmi clase de yoga: LeRouge de Peggy Sage.
Como no me animo a enseñaros mis pies, os dejo con un swatchde este esmalte, cortesía de mi amiga Eva (gracias a ti también por cederme tusmanos).
Mimando mis pies 
¿Y vosotras?, ¿os acordáis de mimar de vuestros pies?

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