Hace unas semanas, con motivo de la conmemoración del décimo aniversario del blog, os comentaba —entre otras cosas— que estaba dándole una vuelta a cómo traer a este espacio aquellas lecturas que, por diversos motivos, no habían encontrado aquí su hueco. Finalmente, me he decidido por ir agrupándolas a pares y reproducir aquí el texto que en muchas de esas ocasiones he colgado en alguno de los perfiles de mis redes sociales. Para los casos en los que esas lecturas ni siquiera han tenido allí presencia, veremos qué invento o para qué me da la memoria.
En fin, vamos allá. Para esta primera entrega de mini-reseñas, la verdad que no me he estrujado mucho el coco y me he decantado simplemente por dos lecturas bastante recientes. La primera es de un joven escritor español que descubrí en el blog de Rosa Berros y que más tarde el blog de Marian me reconfirmó que debía leer. La segunda es de un escritor estadounidense ya fallecido. Llevaba tiempo en mi lista de pendientes y fueron varios blogs amigos los que, con sus recordatorios, consiguieron sacarla a flote y oxigenarla.
Comenzamos, pues.
Todos estábamos vivos - Enrique Llamas
Hay ya en el título una declaración de intenciones, en ese Todos estábamos vivos inspirado por un poema de El Ángel. Hay un ángel negro vestido de blanco en la historia que narra esta novela y que cuenta la historia de tantos que ya no pueden contarla. Hay un frío glacial de madrugada, un despertar de década generacional y social en el que la juventud de una país recibió un regalo tan inmenso que se afanó por devorarlo. Hay belleza: la belleza que recibe quien lee este libro, la que ilusoriamente percibieron aquellos que participaron del festín indigestándose y atragantándose; poca belleza, en cambio, registraron las retinas de quienes fueron testigos cautos y abstemios de esa celebración grotesca de una recién estrenada libertad, de ese carnaval de máscaras con las que esos jóvenes que pronto serían cadáveres inventaron poses artificiosas y personajes; poca belleza pero mucha tristeza, mucho vacío, mucha impotencia fueron los que registraron aquellos que conservaron nítida la visión y la conciencia, los mismas que quienes leemos esta novela podemos percibir. Hay mucho trabajo, esmero y dedicación por parte de Enrique Llamas. Hay una prosa trabajada que te agarra desde la primera página y no te suelta hasta la última. Hay una gran labor de documentación acerca de esa movida madrileña cuya cara B nos muestra el autor en esta novela. Hay cuidado, mimo y cariño hacia sus personajes. Hay dudas por mi parte. Hay un comienzo prometedor, un tramo final que leo entregada, pero también, entre la fluidez de uno y otro, sentimientos encontrados por mi parte motivados por la reiteración excesiva de una estructura narrativa como de rompecabezas; por la repetición e incidencia en la premisa de partida, así como de esa declaración de intenciones encerrada en el título de esta novela; por la falta de una mayor profundidad en el contexto y época a tratar. Hay, en conjunto, una lectura y un estreno con un autor que, a pesar de mis reticencias, me han dejado buenas sensaciones que creo se convertirán en un grato recuerdo.════════════════
Una temporada en el purgatorio - Dominick Dunne
El joven Harrison cae hechizado ante el encanto y magnificiencia de los Bradley, una familia católica de nuevos ricos de origen irlandés. Especialmente, ante el carisma de Constant, el hijo menor y predilecto del cual se espera que se convierta algún día en presidente de los Estados Unidos. Harrison, de origen más humilde, se hace amigo de Constant en el prestigioso y elitista colegio al que ambos asisten y pronto empieza a ser un invitado habitual —casi de la familia— en la mansión de los Bradley. El encanto de la familia, sin embargo, no es suficiente para cegar a Harrison ante la maquinaria Bradley que se activa cada vez que un escándalo amenaza con salpicar la reputación de alguno de sus miembros. Así, cuando una adolescente es brutalmente asesinada y las sospechas comienzan a recaer sobre Constant, Harrison no sabrá cómo abstenerse de formar parte del engranaje de esa impecable e implacable maquinaria.La novela se divide en tres partes, de las cuales la primera es la que más me ha gustado. Las tres suceden en diferentes tiempos (1972, 1989 y 1993), y sobre ellas sobrevuela la decisión de un Harrison ya adulto y convertido en escritor de romper su silencio, expiar su pecado de omisión y poner por tanto fin a su estancia en el purgatorio.
En cuanto a la prosa de Dominick Dunne, no hay nada en ella destacable desde el punto de vista estilístico. Con abundancia de diálogos, está fundamentalmente centrada en la trama; una trama que, por otra parte, no es novedosa, pero que no por ello resulta predecible o carente de interés. El autor consigue imprimir un buen ritmo de lectura y la inmediata inmersión del lector en la atmósfera que recrea, firmando así una novela de esas que yo llamo muy cinematográficas.
Una temporada en el purgatorio es una novela a la que le faltan muchas de las cosas que valoro en una lectura. Sin embargo, no puedo citar una sola de la que carezca para impedir que la haya leído con interés y disfrutándola mucho. Tanto autor como obra cumplen el cometido de mostrar la corrupción de las altas esferas de la sociedad estadounidense y los extensos e invisibles tentáculos del poder y el dinero.Ficha de los libros:Título: Todos estábamos vivos / Una temporada en el purgatorioAutor: Enrique Llamas / Dominick DunneTraductora: --- / Eva Millet Editorial: Alianza de Novelas / Libros del AsteroideAño de publicación: 2020 / 2016 (1993)Nº de páginas: 288 / 480ISBN: 978-84-9181-921-2 / 978-84-16213-89-4Comienza a leer aquí / ---Si te ha gustado...¿Compartes? ↓