Para esta tercera entrega de mini-reseñas he seleccionado dos lecturas tranquilas de esas que proporcionan calma, aunque la primera de ellas narra hechos mucho más inocuos que la segunda. No suelo elegir lecturas por la época del año en que nos encontremos, pero, para algunos, tal vez este dúo sea una buena compañía para alguna de las tardes de estío que tenemos por delante. En todo caso, lo que os traigo es a dos escritoras -una estadounidense y una italiana- me temo que bastante desconocidas y una novela y un libro de memorias que llegaron a España de la mano de dos pequeñas e independientes editoriales como son minuscula y Dos Bigotes. Ambos libros llegaron a mí por ese boca a boca que son a veces las redes sociales. Me animé finalmente con La tierra de los abetos puntiagudos en septiembre del año pasado tras lo mucho que me gustó el cuento de Sarah Orne Jewett La nochebuena de la Señora Parkins incluido por la editorial Alba en su selección de Cuentos de Navidad. En cuanto a mi lectura de Verde agua de Marisa Madieri, he de retrotraerme a marzo de 2019. Ambas se hacen ahora presentes en este julio de 2024.
La tierra de los abetos puntiagudos - Sarah Orne Jewett
es la anfitriona perfecta para una placentera estancia en un pintoresco pueblecito que se me antoja un remedo de su South Werbick natal. "Sabía que le iría bien [...]. La última vez que pasé por aquí, lo vi mustio y decaído. A veces los árboles adultos se ponen así, igual que la gente, pero después se animan y extienden sus raíces a nuevos terrenos para empezar con más fuerza. Los fresnos son propensos a pasar por periodos mustios, no tienen la determinación de otros árboles.
[...]
A veces un árbol sano puede crecer sobre la roca desnuda, solo con una pequeña grieta que sujete sus raíces [...], en la pendiente de una colina pedregosa donde no se ve ni un solo rodal de tierra decente, pero el árbol seguirá teniendo una copa verde y frondosa incluso en el verano más seco. Si pegas la oreja a la tierra, se puede oír el fluir de un pequeño manantial. Todos estos árboles tienen el suyo, y hay personas a las que les pasa lo mismo".
Con esa sabiduría tan ligada a la tierra y a las pequeñas cosas Sarah Orne Jewett La tierra de los abetos puntiagudos es naturaleza y mar, son gentes toscas y hospitalarias, es un oasis en vías de extinción, es tranquilidad y placidez con sabor a hierbas y sal. La prosa de la autora es exquisita, aunque también he de reconocer que por momentos tanta bonanza y amabilidad tanto en la prosa como en algunos de los personajes se me ha hecho un poco cargante. Es de esas lecturas de trama casi inexistente pero que también encierra algún que otro tesoro como las pequeñas reflexiones que salpimientan el camino, los desvaríos del capitán Littlepage o la triste historia de la pobre Joanna.
Verde agua - Marisa Madieri
"En el silencio de la casa, cuando durante la mañana me quedo sola, reencuentro la felicidad de pensar, de recorrer el pasado adelante y atrás, de escuchar el fluir del presente. Es algo que pocas veces me había pasado antes. Después de una infancia satisfecha y sin problemas inmediatos, una adolescencia pobre e introvertida y una juventud empecinada, he llegado a una madurez en la que las cosas y los acontecimientos parecen tener un ritmo más lento, que permite la reflexión. Del mundo del trabajo, con los chicos ya bastante crecidos, he sido devuelta a la libertad de mi casa y de mis días. En el humilde y variado trabajo cotidiano, los pensamientos pueden aflorar, organizarse, clarificarse. El tiempo, antes casi sin dimensiones, reducido a mero presente debido a una vida apresurada, acosada por un turbión de obligaciones, de alegrías robadas y de preocupaciones, ahora se despliega en horas livianas, se dilata y se arrellana, se puebla de resonancias y recuerdos que poco a poco se recomponen en forma de mosaico, emergiendo en pequeños remolinos de un magma indistinto que, durante largos años, se ha ido acumulando en un fondo oscuro y desatendido".
De ese fondo rescata Marisa Madieri su pasado y emerge con estas memorias que son testimonio del éxodo italiano de la ciudad de Fiume, que pasa en 1947 a pertenecer a la antigua Yugoslavia.Madieri crea con su familia un elenco de personajes entrañables. Su prosa, exquisita y ocasionalmente teñida por la ironía, por momentos me ha resultado distante y fría.
Verde agua es el Adriático que baña la tierra natal de la italiana. Pero también es el color del amor. Aquel del traje que le comprara la madre, tras empeñar pertenencias varias en el Monte de Piedad, para que pudiera asistir a una fiesta sin sentirse inferior a sus compañeras de instituto.
Claudio Magris, escritor y marido de la autora, escribe en el posfacio de este libro: "La frontera puede ser un puente para encontrar al otro o una barrera para rechazarlo, un lugar de apertura o de obsesiva cerrazón". Marisa optó por la primera opción, entendiendo la frontera no solo en sentido político, sino también entre pasado y presente, y entre la vida y la muerte.
Traductora: Raquel G. Rojas / Valeria Bergalli
Editorial: Dos Bigotes / minúscula
Año de publicación: 2015 (1896) / 2014 (1987)
ISBN: 978-84-943559-6-7 / 978-84-941457-3-5
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