Mini Review – Rings

Mini Review…por César del Campo de Acuña

Rings (Rings – 2017)

La tercera parte de la versión estadounidense de The Ring, llega 12 años después del estreno de la segunda. Con esto quiero decir que llega tarde y mal. Si bien es cierto que puedo afirmar que disfrute de las dos primeras no tenía grandes expectativas para su tercera entrega. Debo añadir que no he vuelto a ver las de 2002 y 2005 desde que en su día pasara por taquilla por lo que no sé qué tal habrán envejecido. Por otro lado es justo añadir/confesar que nunca he visto la versión japonesa original por lo que aquí no encontraran un torrente de alabanzas hacia esta ya que les estaría engañando. Con respecto a Rings, nombre de esta nueva entrega en la franquicia, debo decir que desde el mismo día en el que vi el poster que la anunciaba como próximo estreno en los cines de mi localidad me produjo una sensación en la que se mezclaba la incredulidad con la pereza. No es solo que llegue, como ya he comentado, 12 años después (aunque se filmó en 2015 en Atlanta), sino que parecía volver a querer a explotar un concepto que quedo resuelto en 2005. Al menos no se trataba de un remake, sino una producción a caballo entre la secuela y el reboot.

¿Y de qué trata Rings? Bien, pues un profesor universitario (Johnny Galecki al que no puedes ver como a otro personaje que no sea Leonard Hofstadter) encuentra en un video la cinta que contiene la película maldita. Entonces se pone a experimentar con sus alumnos creando un círculo de maldiciones entre ellos con el fin de encontrar una puerta al más allá. Uno de los que se unen a este programa es un estudiante de primer año. Este último había dejado atrás a su novia y esta ante el extraño comportamiento y la desaparición de el decide plantarse en la universidad para averiguar que está pasando. Una vez allí conoce la existencia del video tras ver como Samara (la niña del pozo) acaba con la vida de una chica delante de ella. Decidida a salvar a su novio visiona el video para quitarle la maldición convirtiéndose en su intercambio. El problema es que las visiones que empieza a experimentar la chica, así como los procesos de cambio con respecto a la maldición que le ha asegurado que morirá en siete días son muy diferentes y acelerados que los que el resto de integrantes del experimento sufrieron. Creyendo que estos síntomas diferenciados están tratando de decirle algo empieza a investigar los orígenes de Samara para intentar apaciguar al maléfico espíritu y así salvar al cuello, lo que les llevara a una población en la que hay un terrible secreto.

Un tanto confuso ¿verdad? Lo cierto es que para ser otra historia de orígenes (algo que ya contaban las dos primeras entregas de la película) es que sí. En lugar de apostar por algo diferente como que ocurriría si el video se digitalizara de manera viral (aunque esa puerta queda abierta al final del film con el objeto de quizás hacer otra secuela), opta por revolver los orígenes que ya conocíamos y dejando a un lado la interesante idea de un grupo de estudio que se dedica a pasarse la maldición de unos a otros con el fin de estudiar la puerta al más allá. La película fundamentalmente sufre de una profunda falta de personalidad con respecto a todos los elementos que la conforman. Desde el reparto (del que solo salvo a Vincent D’Onofrio ya que el resto es el casting más genérico que se pudo contratar), a la dirección (el español F. Javier Gutiérrez en su segundo largometraje como director), al guion (otra historia de orígenes) e incluso al diseño de producción. La acción está narrada de manera confusa y torpe y dada la poca profundidad que tienen los personajes no pueden interesarte menos su suerte.

En general puedo afirmar que no me gusto por lo que no puedo recomendarla. Solo salvo, como ya he comentado, a Vincent D’Onofrio y al trabajo en el maquillaje de Arjen Tuiten el pupilo del retirado (en 2015) Rick Baker (responsable del maquillaje de Samara en las dos primeras entregas). El resto es un bodrio estrenado con la única intención de hacer caja con una cinta de terror de consumo (PG-13 amigos) que no ha seducido a nadie ya que tan solo ha conseguido salvar los muebles y por los pelos.