
Debido a este defecto físico, hoy en día perfectamente tratable, tenía severos problemas a la hora de ingerir alimentos. No obstante, el Emperador Carlos V era un gran aficionado a comer, engullendo prácticamente los alimentos apenas masticados. Incluso podría haber padecido de bulimia pues, a pesar de ingerir grandes cantidades de alimentos, se mantenía en su peso.
Fuente: ABC.