Carlos I de España y V de Alemania poseía la característica mandíbula de los Habsburgo, un defecto llamado prognatismo, y que no es más que poseer la parte inferior de la mandíbula adelantada, de tal forma que al cerrar la boca no se enfrentan los dientes superiores con los inferiores.Debido a este defecto físico, hoy en día perfectamente tratable, tenía severos problemas a la hora de ingerir alimentos. No obstante, el Emperador Carlos V era un gran aficionado a comer, engullendo prácticamente los alimentos apenas masticados. Incluso podría haber padecido de bulimia pues, a pesar de ingerir grandes cantidades de alimentos, se mantenía en su peso.
Fuente: ABC.
