Entre esposa y secretaria (Wife vs. Secretary, 1936)
Por Roy BeanFicha TécnicaTítulo original: Wife vs. Secretary Año: 1936Duración: 88 min.País: Estados UnidosDirector: Clarence BrownGuión: Faith Baldwin, Norman Krasna, John Lee Mahin, Alice Duer MillerMúsica: Herbert Stothart, Edward WardFotografía: Ray June (B&W)Reparto:Clark Gable, Jean Harlow, Myrna Loy , May Robson, George Barbier, James Stewart, Hobart Cavanaugh, Tom Dugan, Gilbert Emery, Marjorie Gateson, Gloria HoldenProductora: Metro-Goldwyn-Mayer.
Argumento tomado de una historia ligera de revista del universo femenino, publicada por Faith Baldwin (1893-1978) en la cresta de la popularidad a mediados de los años treinta merced a sus escritos para revistas de ámbito nacional como H.I International o Time magazine Wife vs Secretary había sido diseñada por la MGM para que toda su maquinaria la convertirse en una gran película de su época, con un reparto estelar formado por Clark Gable, Jean Harlow, Myrna Loy y un primerizo James Stewart, equipo que había sido puesto a disposición del director Clarence Brown. Bajo un guión de Norman Krasna, J.Lee Mahin y Alice D. Miller resulta una comedia brillante, algo artificial , sinceramente moralista y muy entretenida. Un melodrama con moraleja acerca de la tentación, y examina la idea de la confianza en el matrimonio, su honestidad y sobre la infidelidad. Su personaje central, maravillosa Jean Harlow (Whitey), una secretaria muy eficiente, sumisa y trabajadora, hablando con un cierto matiz nasal, que eleva su voz con un toque muy característico sobre todo cuando tiene alguna escena de tensión, al mismo tiempo que camina con un contoneo sexual, pero se supone que ella es la secretaria ejecutiva de un editor multimillonario interpretado por Clark Gable sin ningún otro tipo de intención… por el momento. Van (Gable) está enamorado de su mujer Linda (Myrna Loy), una esposa cariñosa que no tiene motivos para sentirse amenazada por las curvilíneas de la rubia secretaria hasta que su suegra planta las semillas de la duda en su mente. Gable sobreactúa haciendo que su papel parezca por momentos un tanto descontrolado. Por otro lado está Dave (J. Stewart) que interpreta el papel de prometido de Whitey (Harlow), un buen , inocente y altruista muchacho que pretende que su novia renuncie al papel de secretaria, Principalmente el papel central, como no podía ser de otra manera recae en nuestra rubia platino, ella centra casi todo el interés de la película, porque aunque inocentes de cualquier tipo de adulterio. ella está medio enamorada de su jefe. Volviendo al papel de su “encantador” jefe, este hace lo que quiere y no le importa dar explicaciones a nadie ni aclarar su comportamiento, repito bastante natural hasta hacerlo a veces poco creíble junto a su mujer Linda, también un ingenioso personaje, la relación que comparten ambos en la pantalla es sencillamente deliciosa (Algo que nos lleva a pensar implícitamente que su vida “sexual” es así mismo “sana”). Harlow, con el pelo un par de tonos más oscuro que cuando realiza papeles explícitamente más “sexys” comienza casi de forma inocente a hacerse indispensable para su jefe, al mismo tiempo que comienza a darse cuenta que quizás tenga ciertos sentimientos “no explorados” hacia él. Aunque la trama es bastante simplista en extremo, todo el elenco se las arregla para mantener el interés durante el metraje, Gable está soberbio a pesar de su siempre desbordante alegría y parece disfrutar cada segundo en la pantalla en la que sería la tercera y última aparición en pantalla con Harlow, tras Red Dust (1932) y China Doll(1935 y también, años más tarde sabríamos su admiración hacía Jean Harlow, cuando en The Misfits la comparaba en cierta manera con Marilyn. Independientemente ambos tienen mucha química en pantalla. De la misma forma Mirna Loy, primera y última vez que compartirían plató, hablaba maravillas de Jean, citándola en su biografía como una mujer bastante distante de la imagen de sex symbol que mostraba en pantalla. Harlow suplicaba un rol donde no requiriera expresarse en una jerga y lucir modelitos. Curiosa por otra parte la anécdota de un James Stewart que observaba en retrospectiva el que sería un film en el que tendría que besarse repetidamente con Harlow, a la que definía como una “buena besadora”. Realicé lo que hasta entonces no había hecho, besar de verdad”. Las criticas fueron en su mayor parte buenas destacando a la Harlow como el verdadero corazón del film “Ella ilumina cada escena sin necesidad de mostrarse espectacular en su vestuario” decía de ella Variety