Disponible en AmazonPrecio: Kindle 1.99€ / Papel 5.19€Páginas: 294Género: ApocalípticoNarrador: 3ª persona del pasado
SinopsisRodeado de cadáveres, entre ellos sus padres, y bajo un cielo amarillo y enfermo, un niño de nueve años crecerá demasiado pronto. Tendrá que hacer frente a un mundo desolado, un mundo posapocalíptico y lleno de peligros que lo obligará a conocerse a sí mismo antes de tiempo y a darse cuenta de que el mundo no es un lugar de juegos. Y todo ello mientras planta cara a lo que un escenario así conlleva: la soledad.
Estamos ante un libro corto y ligero, aunque con descripciones muy macabras (y a veces innecesarias, como cuando el protagonista se pregunta si el hombre tras la puerta está sentado o a cuatro patas vomitando sangre...).
El estilo es correcto, pulido y rápido de leer. Se empatiza con el protagonista, que no es más que un niño pequeño cuando sus padres mueren, y la narrativa te va mostrando, mediante anécdotas del pasado, un mundo muy oscuro: un mundo que los humanos, sencillamente, han destruido.
[Alerta: Spoiler de la trama] Por desgracia tengo al impresión de que la lectura va decayendo conforme aumenta la locura del niño, una locura que no se te presenta para que la entiendas, sino simplemente porque está ahí, y ya. Este niño encuentra espejos continuamente, pero no les hace caso... hasta que encuentra uno que le gusta y se lo lleva, porque creyó ver a alguien al otro lado. Dos años después, ha pasado de ver su reflejo a creer que ese reflejo es otra persona que nunca dice nada. Esa transición es torpe e incoherente, sucede sin más. [Fin del Spoiler]
Con el cierre del libro, yo al menos me he quedado con al sensación de que la lectura ha sido para nada. No hay un mensaje de esperanza, sino de tristeza y vacío, de la más absoluta nada, al estilo de las tragedias clásicas.
3/5 estrellasCorto y fácil de leer