
Tres años después de disfrutar de la lectura de Después del amor, volvía a enredarme en las letras de Sonsoles Ónega con Mil besos prohibidos. En esta nueva novela la autora nos presenta a Constanza, abogada de un prestigioso bufete inmersa en un importante caso en el que debe defender a un importante banquero. La casualidad querrá que vuelva a cruzarse en su camino su primer amor, Mauro, a quien aún no ha olvidado, pero Mauro actualmente es sacerdote.
Así comienza una novela que después del buen sabor de boca que me dejó su anterior libro no ha cumplido con lo que esperaba de ella. Una lectura en la que el peso del pasado es el protagonista, un pasado que sigue labrando el presente y el futuro en una historia de amor que siempre parece tenerlo todo en contra y a la que yo no he conseguido encontrarle la chispa porque, a pesar de la impecable prosa de Sonsoles Ónega, lo cierto es que una vez despertado el interés del lector, la lectura se enreda en repeticiones y carece de tensión o emoción. Tampoco la crítica social que en ocasiones pretende hacer llega a calar lo suficiente por lo que finalmente me ha resultado una novela que, partiendo de un buen planteamiento, se pierde por el camino.

Aunque A merced de un dios salvaje, única novela que he leído del autor, no fue exactamente lo que esperaba, lo cierto es que me resultó una lectura atractiva que se leía con interés y a la que se le podían perdonar ciertas licencias que no terminaron de convencerme, así que la última publicación del autor llamó lo suficiente mi atención como para que me animara a leerla, ya sabéis que a una novela negra difícilmente me resisto y la sinopsis de esta me resultó muy atractiva.
Finalmente el beso del ángel no ha sido una lectura del todo satisfactoria y, aunque sin duda se trata de una novela ágil y entretenida, lo deslavazado de sus personajes y la suerte con la que contaba la protagonista para adivinar todo aquello que a la policía se le escapaba sin más explicación que una prodigiosa intuición, hicieron que mi valoración final fuera muy inferior a las expectativas que tenía. No sé, me dice alguien que conoce bien mis gustos lectores que quizá el autor en su vertiente histórica sea más de mi gusto, pero está claro que con su narrativa negra y policíaca, no me encaja.

Thriller, virus, pandemia… Me pareció la lectura perfecta para este verano. En Erectus un nuevo virus campa a sus anchas con unos efectos realmente curiosos ya que produce una regresión en el ADN de plantas, animales y humanos de forma que vuelven a alguno de sus antepasados prehistóricos. El fenómeno comienza en un parque natural de Sudáfrica y rápidamente se extiende por el mundo entero mientras la población en general y la comunidad científica en particular asisten aterrorizadas a las consecuencias que este nuevo virus puede tener.
Un planteamiento muy original y una carrera contrarreloj para frenar su expansión son las señas de identidad de una novela que se lee con gran agilidad. La acción es continua y los sucesos no han terminado de asimilarse cuando tenemos un nuevo golpe que sacude al lector y, aún así, hay tiempo también para la reflexión cuando el humano vuelve al estado del Homo Erectus, un antepasado al que ahora se le ve como el enemigo y no como la persona que era antes de contagiarse del virus. Una lectura realmente entretenida que se lee con facilidad y con la que seguro lo pasaréis bien.

Un famoso ilustrador ya anciano no pasa por su mejor momento profesional, los encargos cada vez se espacian más entre ellos, aunque actualmente anda con un trabajo entre manos cuando recibe la llamada de su hija para que acuda a Nápoles. Necesita que durante unos días cuide de su nieto de cuatro años, al que apenas conoce, mientras que ella y su marido asisten a un congreso e intentan salvar su matrimonio.
Así comienza una novela en la que Domenico Starnone se adentra en el mundo familiar realizando un retrato no solo del modelo actual, sino también el del pasado, aquel en el que nuestro protagonista fue un niño especial que encontró en el dibujo el modo de transitar por la adolescencia y la juventud de un modo distinto al resto. La relación entre abuelo y nieto nos deja grandes escenas y durante su convivencia durante unos pocos días el autor realiza un interesante contraste entre infancia y vejez y nos deja grandes escenas de las que se desprende que en cualquier tipo de relación, existe un aprendizaje. Una lectura muy interesante que interesará especialmente a aquellos que disfruten de lecturas pausadas e introspectivas.