A pesar de las muchas recomendaciones que venía escuchando desde hace tiempo, no fue hasta este año que me animé a leer a Arantza Portabales con Sobreviviendo, una novela tan breve como intensa que me dejó convencida de animarme con alguno más de sus títulos y así dos de sus novelas anteriores vinieron a consolarme los últimos días de agosto durante mi depresión posvacacional.
BELLEZA ROJA
El asesinato de una adolescente de 15 años, en su dormitorio, mientras seis adultos, entre ellos sus padres y su tía, cenan en la casa, es el pistoletazo de salida para una novela que me mantuvo atrapada en sus páginas de principio a fin y que, además, me regaló dos nuevos nombres a mis polis favoritos: Abad y Barroso.
Arantza Portabales nos regala una vuelta de tuerca al clásico misterio de habitación cerrada con una trama tan compleja como sorprendente y con un elenco de personajes, tanto sospechosos como investigadores, ante los que no queda otra que quitarse el sombrero. Si a todo ello le sumamos una narrativa tan ágil como depurada en la que los giros y sorpresas se suceden con la cadencia justa, ni tan abundantes como para hacer peligrar la verosimilitud, ni tan espaciados como para alargar en exceso la acción, obtenemos una lectura adictiva que esconde entre sus páginas mucho más que un asesinato y una investigación.
LA VIDA SECRETA DE ÚRSULA BAS
Sin tiempo para respirar, fue terminar Belleza roja y lanzarme a por la siguiente entrega protagonizada por los mismos investigadores. En esta ocasión deberán ocuparse de la desaparición de una conocida escritora de la que no se sabe nada desde que salió hacia una presentación de una de sus novelas.
Poco tienen de donde tirar Abad y Barroso y los lectores sabemos mucho más que ellos ya que, intercalados entre los capítulos de la investigación, Arantza Portabales hace que nuestra tensión se eleve con otros capítulos de la protagonista en su cautiverio a través de los cuáles conoceremos no sólo lo que está sucediendo allí, sino cómo ha podido terminar así. Personajes que no son tan blancos como parecen, muchos secretos por ocultar, un secuestrador que parece disfrutar comunicándose con la policía y las tensas relaciones personales entre los encargados de la investigación, son los ingredientes de otro título con el que la autora vuelve a atrapar sin remedio al lector.