Revista Opinión

MINISTROS DESTITUÍDOS, POBRECILLOS. Hoy, hace 20 años. 10 de julio de 2002

Publicado el 10 julio 2022 por Cronicasbarbaras

Los ministros destituidos merecen recuerdos que les ayuden a elevar su autoestima y que los despierten del KO en el que están, como los boxeadores.

Celia Villalobos, tan habladora: qué bien explicaba las enfermedades. Decía que las vacas locas eran como el bichito del síndrome de la colza, que caían y rebotaban antes de morir. Recomendaba tomar caldo de pastillas.

Juan Carlos Aparicio, exministro de Trabajo, hizo todo lo que le mandaba Aznar y se fue impetuoso contra los sindicatos, que estaban gordos y mal entrenados. Ni ganó, ni perdió, sino todo lo contrario, pero lo echan. Demostró en TV que canta muy bien los tangos, que son lamentos de perdedores. Puede dedicarse a tal menester.

Quien está más desconcertada, absolutamente groggy, es Anna Birulés: siempre se preguntó que por qué la habían hecho ministra y ahora tampoco sabe que por qué la destituyeron: “Si yo no hice nada”, afirma con cara de perplejidad.

Juan José Lucas y Jesús Posada son otros que llegaron, vieron y marcharon sin saber cómo o por qué: “Pasábamos por allí, nos hicieron ministros, y que conste que somos ajenos a todo esto”, explican. Absolutamente cierto.

El caso de Pío Cabanillas es distinto. Como independiente no consiguió el amor del PP y se ganó la enemistad del PSOE por decir, más o menos, que Felipe González traicionaba a España en Marruecos. Es amable, porta un simpático flequillo y habla muy bien inglés: no tendrá problemas como relaciones públicas de un buen hotel.


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