La foto de Miquel Albareda Creus que podéis ver a continuación tiene su historia. Me explicaré:
Miquel Albareda Creus, en 1961
Corría el año 1961 y se disputaba en Barcelona un match muy interesante entre las selecciones de España y Suiza, sobre el cual ya comentamos en su día los pormenores. Entonces yo era un joven aficionado al ajedrez y este acontecimiento, al jugarse cerca de casa, me tenía entusiasmado. Era el momento de poder ver, en carne y huesos, a los maestros que uno siempre ha deseado contemplar, para admirar de cerca el desarrollo de su juego.
Y así fue como, cogiendo mi vieja y humilde Retinette, fui al local de la Unió Gracienca d’Escacs, para tratar de no perderme ni un solo detalle de todo lo que pasaba en las partidas. Una de las fotografías que conseguí realizar fue la de Miquel Albareda. Fotografía que prácticamente se ha pasado durmiendo en mi álbum más de cincuenta años.
Hace poco más de medio año que nos dejó una de las figuras más grandes que ha tenido el ajedrez catalán y español, no profesional, de las últimas décadas: Miquel Albareda. Fue un extraordinario y talentoso jugador y nadie sabe adonde hubiera llegado si hubiera podido dedicarse y prodigarse con más regularidad al ajedrez donde, con toda seguridad, hubiera demostrado sus magníficas facultades. Fue, también, uno de los mejores jugadores por correspondencia que ha tenido España. Y quién le conocía en persona sabía que todos estos calificativos se quedaban pequeños cuando se referían a su calidad humana. Hombre sencillo, amable, modesto y tranquilo. Nunca permitía los elogios a sus actuaciones, quitando mérito a compartir un primer premio, como en este caso, en un gran torneo nacional, aunque hubiera vencido a cualificados jugadores.
Parece ser que su afición comenzó por el año 1940, participando en torneos locales en Sabadell. Al cabo de tres años conquistó el primer campeonato de Cataluña. Y en 1945 el subcampeonato de España. Por dificultades de desplazamiento tuvo que renunciar, en determinadas ocasiones, a su participación en diversos torneos. Prácticamente limitaba su participación a las épocas estivales, donde podía aplicar mejor su tiempo vacacional. En la época de la que estamos hablando, tuvo que renunciar a los torneos de Gijón-1947 (que ganaron F. J. Pérez y Prins, ex aequo) y Avilés-1947 (con victoria destacada de Francisco José Pérez). Y, aunque parezca increíble, también tuvo que renunciar a la final del Campeonato de Cataluña individual de 1947 –el mismo año que comentamos en este artículo-, por dificultades en los desplazamientos, cuando se llevaban jugadas dos rondas y había conseguido dos victorias; una de ellas sobre Antonio Medina, quién a la postre sería el vencedor.
No creo que exista nadie que nunca haya tenido ni el más mínimo roce con él.
Le conocí en la plenitud de su juego, cuando era el mejor tablero que tenía el Club Ajedrez Barcelona. Y también con posterioridad, cuando ya prácticamente estaba retirado del ajedrez activo, pero que aún solía acudir al Club Ajedrez Sabadell, los domingos, cuando se jugaba el campeonato de Cataluña por equipos, para seguir el desarrollo de las partidas y, creo yo, para saludar a todos los visitantes, conocidos suyos de tantos años, y cambiar unas cuantas palabras en recuerdo de sus viejos tiempos.
No pretendo aquí hacer una biografía de Albareda, puesto que ni tengo todo el conocimiento que haría falta, ni tampoco la información que sería precisa. Mi único objetivo es sacar a la luz un poco de su persona y comentar algunos de sus triunfos, que fueron muchos, como ocho campeonatos de Cataluña, por poner un ejemplo.
Me conformo con exponer unas breves páginas o un par de momentos de su vida. El primero de ellos, su gran triunfo en el Torneo de Ajedrez de Almería 1947, ante una pléyade de grandes jugadores españoles, como podréis ver en el cuadro de clasificación que sigue más adelante. No sé si éste fue el mayor éxito de su carrera pero sí que, con toda seguridad, fue el éxito de su constante regularidad, que le llevó a obtener victorias sobre cualificados grandes maestros. Recuerdo que en mis conversaciones con Ángel Ribera sobre Albareda, aquél me comentaba que cuando éste perdía una partida en el campeonato social del Club Ajedrez Barcelona… ¡Era Fiesta Mayor! Ello quería decir que resultaba muy complicado para todos los componentes del club alzarse con la victoria cuando se enfrentaban a Albareda. Y, lógicamente, cuando alguna vez perdía una partida, era para que repicasen las campanas de la catedral, que las tenían a trescientos metros.
Miquel Albareda nunca fue amante de empaparse de libros y de aperturas. En cierta ocasión que le preguntaron confesó que no había seguido ningún tipo especial de plan. Que únicamente en sus comienzos utilizó un solo libro de partidas, para luego seguir reproduciendo las propias y otras de grandes maestros… y aguzando el ingenio. Consecuentemente, su juego era sencillo, seguro, sin complicaciones, pero de una gran efectividad no exenta de belleza, con el indiscutible mérito de no ser producto de laboratorio.
El segundo, su match contra el doctor Ramón Rey Ardid, otro de los grandes jugadores españoles de todos los tiempos, que hablaremos más adelante y que se había jugado unas semanas antes.
Clasificación por orden de puntuación
Clasificación según el orden del sorteo
Por lo que se puede observar en los cuadros de clasificación, Miquel Albareda –que solamente perdió ante Golmayo- venció por mayor coeficiente de desempate. Había empatado con Pomar, pero venció a otros dos que serían grandes, como eran Medina y Torán.
Hemos hecho una selección de partidas de Albareda que se hallan en el pgn adjunto, de las cuales, seis de las últimas corresponden a las cuatro primeras del match con el doctor Rey Ardid y las otras dos al torneo de Almería.
Manuel Golmayo, que fue el único que le venció, hizo unos comentarios en Ajedrez Español en los que decía:
“… el torneo confirmó la gran clase de Albareda, quién coronó su reciente y rotundo triunfo sobre Rey Ardid, saliendo vencedor también en esta dura prueba…”
Dos años antes, en 1945, había finalizado en la vecina ciudad de Tarrasa otro torneo interesante. Albareda solamente pudo ser segundo, por mejor desempate con Francisco José Pérez, pero tuvo el torneo en su mano. Siempre se dice que no hay enemigo pequeño y, en la misma ronda, la sexta, Albareda y el campeón aragonés –un excelente jugador por correspondencia- Santiago Martínez Mocete, perdían contra Ubach y Morera. Albareda venía de perder la ronda anterior con Medina, en una partida que tuvo en franquicia –intentaremos analizarla, ver pgn- y esto, seguramente, le tuvo preocupado, pero que no empaña la limpia victoria de Ubach. En dicha ronda sexta, Solá venció a Massó, al presentarse éste media hora tarde en la reanudación, en un error de información o de interpretación, y perdió al rebasar en tres segundos –como dicen las crónicas (?)- la hora exacta. Solá no tuvo campasión y se apuntó su única victoria. Así podemos ver que en aquella época ya había quién especulaba con el reloj. Hay cosas que no cambian.
Agustí Massó y Francisco José Pérez
Clasificación final por puntuación
Clasificación final por orden de sorteo inicial
Y ahora sí, vamos a hablar del match Dr. Rey - Albareda.
Entre los días 31 de julio al 5 de agosto de 1947 tuvo lugar un match a seis partidas entre el doctor Ramón Rey Ardid y Miquel Albareda. El match despertaba un gran interés, dada la calidad del maestro aragonés, que, por cierto, llevaba un tiempo retirado del ajedrez activo, por propia voluntad, y el auge del maestro catalán Miquel Albareda.
¿Cuál fue el motivo de disputar este match? El propio Miquel Albareda lo explicaba en su día al inolvidable amigo Jordi Puig Laborda, periodista y cronista de la revista Destino y que, con los años, fue el presidente de la Asociación Mundial de Periodistas de Ajedrez, con más o menos estas palabras:
“La ciudad de Sabadell tenía por costumbre organizar cada año un torneo de una cierta envergadura con motivo de su Fiesta Mayor. Pero en esta ocasión no pudo ser, debido a que la mayoría de los mejores jugadores españoles estaban disputando el de Avilés. Así que sus amigos de Sabadell intentaron compensar la falta de un torneo con la posibilidad de este match con el doctor Rey Ardid, pero sin que ello pareciera un desafío para justificar la fuerza del uno sobre el otro.”
Las cuatro primeras partidas debían disputarse en Sabadell y las dos restantes en Sitges. Albareda ganó las tres primeras y terminaron en tablas las otras tres, con lo que el match estaba prácticamente decidido. Albareda demostró su mejor forma en la primera y tercera partidas, mientras que en la segunda la ventaja fue de Rey, que dejó pasar momentos oportunos para mejorar el resultado. Quizás la falta de competir del doctor Rey mantenía latente la incógnita de saber si podría hacer frente a su rival, máxime teniendo en cuenta que, al revés del doctor Rey, Albareda no era un especialista en matchs individuales.
Doctor Ramón Rey Ardid
Miquel Albareda Creus
En unos comentarios en Ajedrez Español, Rafael Llorens decía:
“La cuarta partida, terminada en tablas, tuvo varias alternativas, y pasó por un momento crítico en que el negro (Albareda) pudo haber decidido la lucha en su favor mediante una maniobra tan profunda como efectiva.”
Y antes también había comentado que:
“… si bien no creemos que sea prudente sacar conclusiones definitivas del contundente resultado alcanzado por Albareda, que ganó las tres primeras partidas, entablando las restantes.”
Seguramente estas últimas líneas se debían a que Llorens presumía de que el doctor Rey Ardid no estaba preparado concienzudamente, al estar apartado del ajedrez activo.
Veamos ahora algunas fotografías de Miquel Albareda… la primera de ellas corresponde al II Torneo Nacional de La Pobla de Lillet, con todos los participantes y a los que él consideraba también sus amigos.
II Torneo Nacional de La Pobla de Lille 1956
Miquel Albareda, flanqueado a su derecha por García-Orús y Pere Puig
A su izquierda, Ángel Ribera, Matías de Llorens y Bas
Arrodillados: General Soler, Barnola, Ridameya, Vilas,
Vila-Sala-Sánchez y Franquesa
Otra excelente foto de Miquel Albareda, jugando contra Román Bordell
IV Torneo Nacional de La Pobla de Lillet 1958
(fotos de La Pobla de Lillet cedidas por los amigos
Joan Barnola y Alejandro Melchor)
Un pensativo Miquel Albareda Creus
Foto de carné de Miquel Albareda Creus
Miquel Albareda Creus frente al tablero
Albareda en el centro de la imagen, entre Llorens y Medina,
con algunos de sus compañeros del Club Ajedrez Barcelona
Y una curiosidad: detrás de todos ellos, situado en lugar preferente,
un excelente cuadro de la Sociedad Española de Problemistas de Ajedrez,
que tanto apreciaban los consocios del Club Ajedrez Barcelona, Dr.Esteve Puig
i Puig, José Mandil, Francisco Vivas, Henri Rinck y Joaquim Gil, entre otros.
Defendió a España en numerosas ocasiones en la Copa de Europa (trofeo Clara Benedict), contra otras selecciones nacionales, así como en la olimpíada de Munich de 1958.
Miquel Albareda recibió hace unos pocos años de manos del Presidente de la Generalitat de Catalunya la placa de Forjador de la Historia Deportiva de Catalunya.
Con ocasión de jugarse en Sabadell el Campeonato Nacional de España del 2007, la Federación Española de Ajedrez le rindió un emotivo homenaje.
Y el pasado año 2011, durante la Festa Catalana dels Escacs, recibió la insignia de oro de la Federación Catalana de Ajedrez.
También el 13 de diciembre de 1959, el Club Ajedrez Barcelona, al celebrar Las fiestas del 37º aniversario de su fundación, hizo un homenaje a Albareda, y el consocio del club, don Víctor A. Iturrioz, le dedicó el siguiente soneto…
A MIGUEL ALBAREDA
Eximio ajedrecista
(Sumándose al homenaje que, esta moche,
le tributa el Club de Ajedrez Barcelona)
Es ciencia el Ajedrez, arte y deporte;
cautiva con su hechizo al que lo juega
y estudio y trato y afición le entrega
en cotidiano afán. De Reyes Corte
atrae y ennoblece con su porte.
En honda, limpia admiración anega
al que, sin miedo, por su mar navega
con sólo Tiempo-Espacio como Norte.
Es ciencia el Ajedrez y, tú, Maestro;
modesta sencillez, tu recio escudo;
tu Idea-Posición, lucha valiente.
Cien veces Campeón, a la par diestro
en decir que en hacer, hoy te saludo
y brindo en tu loor mi copa ardiente.
Estoy seguro que Miquel Albareda merecía un artículo más extenso, más completo. Lamento sinceramente que mis condicionantes informativos no me permitan extenderme más, como era mi deseo. Tampoco deseaba hacer un artículo demasiado largo. De todas formas, estoy convencido que con lo poco que hemos hablado de él, todo el mundo habrá comprobado que fue un jugador de una categoría excepcional. Pero antes de terminar me gustaría incluir una simpática entrevista que, en 1954, le hicieron en el Club Ajedrez Barcelona, a la que él respondió de forma magnífica. Veámosla tal como se publicó… así nos daremos cuenta de quién era realmente Miquel Albareda Creus.
Entrevista a Miquel Albareda Creus
Vaya mi respeto y admiración hacia un hombre que respiraba Ajedrez por los cuatro costados.
Joaquim Travesset
19 de Octubre de 2012