Contemplando lo profundo e inmenso del cielo infinito, comprendo que lo único que poseo en este momento, en este rato de tiempo… es este día de hoy, de ahora…por lo mismo es que no puedo perder de vista de vivirlo y disfrutarlo feliz, como si fuera el único día que tengo, abriendo los brazos, abierta a recibir…abierta a compartir porque todo lo que doy a los demás es un regalo que recibo a mi misma. Simplemente gozar lo que Tú mi Creador quieras para mí.
La vida que me has regalado en este día quiero vivirla enteramente y toda junta… pues la has provisto de pequeños detalles de amor, delicadezas, valiosa de belleza y bendición…Tenía razón aquel poeta que declaraba:
“Mira a este día, porque es la mismísima Vida”…
El sumo bien que hoy vivo ejerce concretamente y representa en un todo lo vivido ayer una ilusión ya realizada; pero que fundamenta la capacidad de interpretar nuestra peregrinación en cada amanecer con la Luz que nos viene de lo alto…
“Dulce Esperanza”…que recrea …
Respiro en cada flor, vuelo en cada pajarillo, todo es belleza y sabiduría bajo el sol… compruebo que la sabiduría está en todos los espacios donde resalta la belleza y confío que perfeccionas lo que no se muestra como tal pero, que desde el hoyo y los obstáculos sacas bien para plenificar mi vida.
Estemos abiertos a recibir en gratitud y en amor, para continuar en la medida que nos sea posible el mañana prometido…
La noche es clara como el día. Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias. Salmo 138.