Hay ciudades planas en las que uno necesita conocer a alguien que viva en un edificio alto par poder tener lindas vistas. En cambio hay otras que al tener tantas calles empinadas, que suben y bajan, basta con caminar para encontrar algún punto desde donde sentarse a contemplar el paisaje urbano. Lisboa pertenece a este segundo grupo de ciudades. Salvo la zona de la Baixa, donde las calles son “planas” y en una especie de cuadrícula, el resto de la ciudad está lleno de pequeños y grandes miradores. Entre todos esos, algunos son los más conocidos e “imperdibles”. No pudimos visitar todos, pero si sos amante de las vistas panorámicas podés organizar tu visita a la ciudad solo a partir de conocer miradores, ya que en el camino hacia ellos irás visitando otros rincones de esta linda ciudad.
Les mostramos los que conocimos. No era tan fácil llegar con Tahiel a todos y, una vez arriba, no era fácil dejar de correrlo para que no se escape!
Mirador de Gracias o Miradouro de Graça
Este mirador se llama así por la Iglesia de Nuestra señora de Gracia que se encuentra en el lugar, aunque su nombre oficial es Sophia de Mello Breyner Andresen. Tiene un bar donde se puede degustar alguna bebida y es amplio, por lo que permite moverte con facilidad aunque haya mucha gente. Las vistas son de las mejores porque se puede recorrer con los ojos los principales sitios turísticos de Lisboa, desde el Castillo de San Jorge y el puente 25 de abril hasta el barrio de la Alfama y la Baixa. El mejor horario para visitarlo es a la mañana o ya entrada la tardecita, porque durante el resto del día el sol da de frente.
El famoso tranvía 28 tiene una parada cerca del ingreso al mirador.
Mirador da Senhora do Monte
Es el más alto de la ciudad y tiene unas vistas hermosas. Desde la terraza del hostel donde estábamos parando siempre veía un árbol que sobresalía en una montaña y me llamaba la atención. Cuando llegamos a este mirador me di cuenta de que ese árbol estaba ahí!
Tiene una capilla, la de Nuestra Señora del Monte, a la que acudían y acuden las mujeres embarazadas para pedir por un buen parto. Fue reconstruida tras el terremoto de 1755. Para mí es el más lindo mirador de los que conocí. Vale la pena el esfuerzo de la cuesta que hay que subir y, si no están viajando con bebés, no dejen de llegar con una cerveza y solo disfrutar.
Mirador del This is Lisbon Hostel
Estuvimos en este hostel unas cuatro noches y más allá de lo lindo que es el lugar, lo que más llama la atención es su mirador desde la terraza. Porque se encuentra muy cerca del Castillo San Jorge y mientras uno desayuna, almuerza, cena o toma algo en la terraza puede contemplar la ciudad y alguno de los demás miradores. Imperdible. En su web pueden ver más fotos.
Mirador del Parque Eduardo VII
Este mirador es diferente a los demás, ya que se encuentra en la parte superior de un extenso parque detrás de la Plaza de Marquéz de Pomar. Es un espacio verde muy tranquilo, con algunos bares, un lago artifical, esculturas y una especie de laberinto “verde”.
Mirador de Santa Catalina
Este mirador se encuentra cerca del elevador de Bica, uno de los más famosos de la ciudad. Es muy amplio y suele estar lleno de gente en verano, aunque las vistas no me resultaron tan lindas como las de los demás. Cuando fuimos estaba lleno de grupos de amigos y parejas disfrutando del atardecer y de una bebida fresca.
Mirador de Monte Agudo
A este mirador llegamos de casualidad. Cuando salimos del Mirador de Gracia tomamos por una calle que nunca habíamos caminado y seguimos de largo, es decir, no volvimos a doblar. Hasta que empezamos a hacerlo y pensamos que así estábamos volviendo. Pero lejos de eso, nos alejamos cada vez más de nuestro destino. Vimos a una pareja conversando en una esquina y le preguntamos cómo volver al hostel. Nos indicaron un camino largo y uno corto. Por el largo llegábamos a este mirador. Así fue como lo conocimos. Lo único malo fue que Tahiel perdío una de sus zapatillas preferidas ahí y cuando volvimos no estaba. A la tarde hay un bar que abre sus servicios. Igual, muchos se llevan sus propias bebidas.
Me quedé con las ganas de subir al Mirador de Santa Lucía desde donde, dicen, hay unas hermosas vistas del barrio de la Alfama. Y al mirador del Arco de la Rua Augusta, que fue inaugurado en 2013 y permite unas vistas diferentes de la Plaza del Comercio, la Catedral de Lisboa y la Rua Augusta. En la siguiente foto, el arco del mirador, desde “abajo”.
Si andan por la ciudad, no dejen de pasar un atardecer en alguno de estos lugares. Valen la pena y seguramente lo recordarán con mucho cariño. Además, todos son gratis (menos el del Arco de la Rua de Augusta que en julio de 2015 costaba 2 euros.
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Agradecemos a Visit Lisboa por ayudarnos con la organización de nuestro paso por esta hermosa ciudad.