Cada paciente es un mundo, una historia, una familia… una porción preciosa de humanidad, de recuerdos, de emociones, de proyectos. Muchos de ellos han quedado truncados, alterados por algo que siempre nos resulta inesperado cuando llega en primera persona: la enfermedad.
La enfermedad en un primer momento descoloca, ensombrece, altera el cauce vital. En muchas ocasiones los que tenemos la suerte de trabajar en salud, hallamos esta situación. Pacientes y familiares cuya vida se ha visto cambiada repentínamente a golpe de una radiografía, o con una simple prueba diagnóstica, o con un síntoma o signo que parecían banales y que a la postre han resultado ser enemigos mortales.
En otros momentos, vemos la sombra de la enfermedad crónica, con la que el paciente ha de acostumbrarse a vivir, ajustando su vida y sus circunstancias, girando alrededor de ella. Y vemos tantas veces el desánimo, el desbordamiento de los cuidadores habituales, la huella de cansancio en su mirada y el amor al familiar enfermo, derrochado día a día y que a veces se ve atropellado por el agotamiento.
Como médicos, como trabajadores de la salud, entramos en sus vidas, en sus casas, en sus miserias, en sus miedos… Somos privilegiados por ello. Pero ese regalo, puede convertirse en una carga, siendonos difícil vivir la cotidianidad de esas expectativas que el paciente y cuidadores cercanos depositan en nosotros.
Bien lo sabemos: no somos magos, heroes, ni dioses… Hemos estudiado mucho para poder ayudarles, y en muchas ocasiones chocamos contra la evidencia de que podemos hacerlo menos de lo que quisieramos. Muchos años de esfuerzo aprendiendo, practicando, luchando contra el sueño, contra la acumulación de trabajo, contra gestores no siempre competentes, contra sueldos que no tienen parangón en Europa por lo recortados, para la responsabilidad que la sociedad nos asigna… pero no tenemos todas las respuestas, todas las soluciones.
No somos infalibles, y a veces nos cuesta. Nos cuesta rozarnos a diario con el sufrimiento, y mirarle a los ojos, y descubrir en su mirada que somos su esperanza. Y entonces… podemos caer en la tentación, podemos ponernos la bata mental, bajar la mirada, refugiarnos en datos, en manuales y protocolos, en procesos y guias de práctica clínica… y en la técnica, en la tecnología.
Podemos ponernos la armadura, colgarnos nuestro estetoscopio y cargarnos de bolígrafos multicolores para defendernos de nuestra humanidad. Y desensibilizarnos, vacunarnos contra el sufrimiento.
Ni las estructuras e instituciones sanitarias ni la situación económica favorecen otra realidad. Pero es posible… y necesaria. Porque el paciente es nuestra razón de ser sanitarios, porque para poder aliviarles el sufrimiento es necesario no sólo que seamos técnicamente competentes, sino también humanos, cercanos, claros. Porque “escuchar” no es una asignatura que se imparta en las facultades, pero es la mas importante. Porque el paciente nos mira a los ojos, y espera la verdad y no una frase envuelta en argot sanitario, una receta o un “volante”.
Como expliqué en anteriores post, es necesario que se produzca una “metanoia”, un cambio de mentalidad en nuestras profesiones sanitarias. En todos los estamentos se ha puesto de moda afirmar que el paciente es el centro del sistema, pero no siempre este axioma se pone en práctica. Es la hora, el momento de empujar para ello. Es ahora cuando debemos empezar a “mirarnos a los ojos”, a ponernos en el mismo nivel que el paciente; es hora de que pasemos de un paternalismo afectado a un interacción leal, con respeto bidireccional, en un ambiente de cooperación.
¿Suena irreal y utópico? Puede ser, pero no podemos dejar de intentarlo. Es por ello que surge la iniciativa “Mirame a los ojos, estoy aquí… Diferénciate”. Aprovechando la oportunidad que nos dan las redes sociales, queremos contribuir a ese cambio, en el cual se sumen la empatía, la cercanía, la humanidad a la capacidad técnica.
Te invitamos a sumarte a nosotros, y contribuir al cambio. Mírame, míranos a los ojos y ven con nosotros!
Web de la iniciativa: http://diferenciate.org/
Twitter: @Diferencia_T