Revista En Masculino
Cuando leo a los papasblogueros y las mamasblogueras y veo las fotos con sus pequeños, muchas veces, me sorprendo a mi mismo, intentando recordar a cangrejito con esas edades. Y aunque no me guste decirlo, me cuesta. Y no es que me importe en exceso, porque lo importante es ahora, pero lo veo hacerse mayor tan rápido, demasiado rápido.
El otro día me puse a ver fotos de cuando era pequeño, y se me saltaban las lágrimas. Reconozco que, a veces, me gustaría que volviera a ser aquel chiquitín, o al menos, que se quedara así, que no siguiera creciendo. Sé que es imposible, así que al menos espero que quiera necesitarnos durante mucho mucho tiempo.
La cuestión es que desde hace unos días, mamacangreja y él, se turnan para leer un trozo de cuento. En realidad el suele leer solo una página, pero no puedo evitar sentir na mezcla extraña de sentimientos. Por un lado me lleno de orgullo paterno viendo como progresa, como crece y avanza, pero por otro lado, no puedo evitar esa amarga desazón que ve como con cada progreso se me escapa un poco entre los dedos.
Aunque no suelo hacerlo voy a dejaros una canción, porque en el fondo es así como nos sentimos los súper papás, capaces de todo cuando ellos están a nuestro lado.