Antes de dar comienzo a una nueva temporada de Esperando al tren queremos acercaros un abandono muy especial.
A título personal lo es porque fue uno de nuestros primeros “grandes lugares” y porque además lo disfrutamos durante todo un día a pesar de la impresionante tromba de agua que nos cayó.
A título histórico Mirapolis fue el primer parque temático francés y a pesar de que (se creía) lo tenía todo para triunfar, la realidad es que no llegó a superar el lustro de vida.
Aunque “Abandonos abandonados” suele dejar a un lado la historia y centrarse más en la fotografía, en esta edición número trece queremos contar un poquito más del nacimiento y muerte del que pudo ser un gran parque.
La idea surgió de la mente Anne Fourcade, propietaria de una empresa de arquitectura orientada al ocio, tras pasar un periodo de tiempo estudiando los parques temáticos de Orlando, Miami y Tokio.
El proyecto interesó de inmediato a la sociedad Sodex Parc y contó con el apoyo financiero del multimillonario saudí Gaith Pharaon (ahora perseguido por la justicia por delitos de blanqueo de dinero, narcotráfico, estafa y un largo etcétera).
El parque, inspirado en las fábulas y leyendas francesas, fue inaugurado el 20 de mayo de 1987 por el entonces Primer Ministro Jacques Chirac.
Su buque insignia era Gargantua, una descomunal estatua de 35 metros de alto cuyo interior albergaba un paseo por el interior del cuerpo humano hasta llegar al cuello, desde el que se podía disfrutar de una vista panorámica del recinto.
Para tener una idea de su enorme tamaño, diremos que el Gargantua de Mirapolis fue la estatua hueca más alta de Europa y la segunda del mundo sólo superada por la Estatua de la Libertad.
Siempre hablamos en Esperando al Tren de causas como la dejadez, los despilfarros, la corrupción política… pero en este caso lo que pasó fue que, simplemente, el parque nunca tuvo suerte.
Las 29 atracciones que tenía en su primera temporada aumentaron hasta 60 en tan solo cinco años, prueba del esfuerzo por mantener un complejo que nunca cumplió con las expectativas de visitantes.
Pero desde su inauguración los malos presagios persiguieron a Mirapolis: el día de apertura al público, 150 feriantes armados con barras de hierro que acusaban al parque de competencia desleal provocaron violentos incidentes que se saldaron con el saqueo de numerosas instalaciones, diez heridos graves y daños materiales y comerciales por valor de 250.000 euros.
La primera temporada se cerró con tan solo 600.000 de los 2,5 millones de visitantes previstos y el parque acumuló 3 millones de euros en pérdidas.
Aunque en la sesión de 1988 el número de visitantes llegó hasta el millón, a partir de ahí las cifras fueron bajando (coincidiendo con la apertura del Parc Asterix en 1989) hasta que en 1991 se decidió el cierre y la venta de la mayor parte de las atracciones a otros parques temáticos.
Posiblemente el error de concepción del parque fue hacerlo demasiado grande y completo pensando que el público europeo se comportaría igual que el acostumbrado público norteamericano.
Poco a poco se fue deteriorando y desmantelando, pero sin duda la escena que mejor ilustra la muerte de Mirapolis es la de la demolición de Gargantua el 1 de septiembre de 1995.
Os dejamos ya con unas cuantas fotografías de su estado actual y os recordamos que a primeros de octubre volveremos con la nueva temporada de Esperando al Tren y la continuación del reportaje del Harold Wood.
1. La zona de entrada
La entrada al parque, con sus taquillas y los tornos de acceso, estaban situadas muy cerca de la estación de Cergy, por lo que los visitantes apenas tenían que recorrer unos metros desde que bajaban del tren.
Justo a la puerta se instaló una parad de autobús y una zona de aparcamiento de 6000 plazas (hoy desaparecida) para aquellos que preferían ir en coche.
Los precios de las entradas eran de aproximadamente 15 euros para los adultos y 10 para los niños.
2. El Tren
Como todo parque de atracciones que se precie, Mirapolis disponía de su propio ferrocarril.
Apenas quedan restos de la vía: se levantó toda excepto las partes asfaltadas.
3. El lago
El gran lago artificial de Mirapolis albergaba numerosas atracciones como el barco Drakkar o el pueblo vikingo.
También tenía un embarcadero y una zona con miniaturas que se visitaba en una lancha con forma de cisne.
El Muro Vauban, una presa de 55 metros de largo y 8 de altura, formaba unas bonitas cascadas en la cabecera del lago.
4. Otras zonas
Es muy difícil adivinar qué eran determinados vestigios y la lluvia que caía el día de la vista (que se puede apreciar en alguna de las fotografías) no ayudó demasiado.
He aquí los restos “sin clasificar” del parque.
5. Bares y Restaurantes
Parte fundamental del negocio de los parques temáticos son los bares y restaurantes, habitualmente caros pero siempre llenos de gente hambrienta.
Capaz de alimentar hasta a 5000 comensales, Mirapolis se convirtió en el lugar con más capacidad de la época en toda Francia.
6. Airsoft, coches y otros
En el tiempo que lleva abandonado el parque ha sido utilizado para muchas cosas: desde escuela de conducción hasta lugar de batallas de Airsoft.
Multitud de restos así lo atestiguan, encontrándonos incluso con alguna joya para los amantes de los automóviles.
Texto: Tomás Ruiz
Fotografías: Daphneé García y Tomás Ruiz
Fotografías antiguas: Martine y Aimée de Cergyrama, mirapolis.free.fr y David59252