Navegar con Google Maps puede resultar una experiencia inquietante, particularmente si el objetivo del viaje es el propio entorno habitual. Se sabe que a través de este tipo de mapas digitales se consigue observar desde arriba y desde los costados. Con la vista se es capaz de abarcar un continente, un país, una ciudad, un barrio, una calle, una plaza.
Google Maps ofrece incluso la posibilidad de enfocar la mirada en una casa concreta, como la propia, y hacer zoom sobre el zaguán o cualquier detalle de la fachada. Qué impresión de extrañeza dar de pronto con la ventana detrás de cuyos cristales estamos sentados justo en ese momento ante la pantalla. Nos puede asaltar la sensación de estar mirándonos a nosotros mismos desde el exterior. Se produce así una especie de desdoblamiento. Nos hallamos dentro y fuera en una existencia paralela.
El desplazamiento en Google Maps por los alrededores de nuestra vivienda parece que también produce un efecto sorprendente. Reconocemos todos los pormenores que enfoca nuestro ojo. El entorno se presenta igual de familiar que en los momentos en que transitamos las calles de siempre. Sin embargo, este se muestra inmóvil, como si el fin del mundo hubiese llegado de repente y la realidad hubiera quedado interrumpida en su último instante de existencia. Los vehículos en plena circulación detenidos irremisiblemente y la gente convertida en estatuas exhibiendo su último gesto dan testimonio de la suspensión de la vida. Es entonces cuando, viajando con Google Maps, uno puede sentirse un muerto que mira un mundo que ya ha dejado de pertenecerle. O creerse el único superviviente de una realidad de espectros.
Cabe igualmente lanzarse a la calle, tal y como hace Félix, uno de los protagonistas de La experiencia dramática, novela de Sergio Chejfec que ha inspirado estas letras. Adicto a los mapas digitales, mientras navega por la superficie de la ciudad percibe los objetos físicos “como si no fueran más que una réplica espacial medio adormecida de aquello señalado por los mapas, y encontraran su justificación en esa existencia complementaria.”FUENTE: EL QUINQUÉ. LA PROVINCIA- DIARIO DE LAS PALMAS