Mírese los calzones, por favor

De un tiempo a esta parte siento una gran pereza mental para escribir entradas en el blog. Sobre todo entradas en las que expreso mi opinión sobre lo que sucede a mi alrededor y por el mundo: política, religión, economía... He llegado a la conclusión de que no merece la pena. Ni soy un creador de opinión ni este blog lo lee la suficiente gente como para abrir un debate que sirva para algo. Eso sí, los pocos que lo leen (o que comentan, al menos) son gente inteligente cuyas opiniones valoro, agradezco y confío en conservar.
Pero me aburro soberanamente...
Además, cada día escribo más extenso. No sé por qué. He roto mil veces el propósito que me hice al principio (ved mi primera entrada), allá por el 2008, de ser conciso e inteligente. Alguien que sabe mucho de internet escribió una vez que los textos no deben superar las quince líneas para no aburrir al lector. Yo he dejado de ser breve y muy pocas veces inteligente... de modo que intentaré recuperar al menos la concisión ya que la brillantez no siempre es posible.
Antes de escribir estas líneas que acabáis de leer había comenzado un post sobre las memeces de Rouco Varela, reelegido factótum de los halcones negros patrios, y que ha lanzado sus vómitos intolerables contra las redes sociales, pero he desistido y lo he borrado todo cuando estaba a punto de publicarlo.
Reconozco que la estupidez de Rouco tienen un efecto revulsivo en mí, vence mi  pereza (pecado capital), pero soy como el cava cuando se descorcha: los tontos me encienden la sangre pero enseguida me baja la irritación. Será la edad. El caso es que ha decidido pasar de curas que solo ven mierda en los demás sin fijarse en las cagarrutas que llevan pegadas al culo, que son grandes y malolientes.
Mantengo el título del post, eso sí, porque de otro modo no sabría cómo titular  estas líneas.
Venceré la tentación y no cerraré el blog (tampoco el otro que tengo) pero espaciaré las entradas y estas serán mucho más cortas y probablemente menos pretenciosas en sus contenidos.
(Espero que esta imagen no haga subir la bilirrubina a quienes entiende torticeramente aquello de "Dejad que los niños se acerquen a mí")