Miriam Hopkins, pequeña de estatura pero enorme actriz, fallecía un 9 de octubre de 1972 a causa de un infarto de miocardio.
Miriam fue una de las actrices más famosas de los años 30. Pocos pueden presumir de haber trabajado en tres películas casi consecutivas del mago Lubitsch, cosa que hizo nuestra protagonista en 1931, 1932 y 1933 con 'The Smiling Lieutenant', 'Trouble in Paradise' y 'Design for Living', y en cuatro de William Wyler: 'These Three' (1936), 'The Heiress' (1949), 'Carrie' (1952) y 'The Children's Hour' (1961).
En la fantástica 'Design for Living' volvía a encontrarse con Fredric March dos años después de sufrirlo en la que es, en mi opinión, la mejor adaptación hecha de 'Dr. Jekyll and Mr. Hyde'. Olvidad la versión de Spencer Tracy e Ingrid Bergman, aquí se percibe la maldad de Hyde en cada fotograma y Miriam demuestra por primera vez con su extraordinaria interpretación que la fórmula de su popularidad no estaba compuesta exclusivamente por escándalos.
Archienemiga de Bette Davis, investigada por el FBI durante más 15 años, madre soltera de un niño adoptado (que para la época era muy poco común), casada cuatro veces y con innumerables romances a sus espaldas, bisexual, temperamental y caprichosa, la vida privada de Miriam hacía que Lindsey Lohan parezca Blancanieves a su lado.
Miriam Hopkins y Bette Davis dispuestas a darlo todo en el ring
Con Bette Davis coincidió en dos películas: 'The Heiress' (1939) y 'Old Acquaintance' (1943). Miriam estaba convencida de que Bette tenía una aventura con su marido (el director Anatole Litvak) y Davis, que no rehuía precisamente un buen cruce de hirientes declaraciones y menciones en la prensa, tuvo en Hopkins un buen sparring para su legendaria relación de odio-odio con Joan Crawford.
Precisamente después de 'Old Acquaintance', Miriam hizo un pequeño paréntesis y estuvo seis años sin pisar un plató de cine, para volver en 1949 con la mencionada 'The Heiress'. Ya en los años cincuenta y sesenta combinó su trabajo en la gran pantalla con numerosas apariciones en programas de televisión, que se convirtieron a la postre en su hogar profesional hasta que se retiró definitivamente del show-business en 1970.