Revista Salud y Bienestar

Mis datos, mi tesoro

Por Saludconcosas @manyez
Mis datos, mi tesoro

La nueva normativa sobre protección de datos generó en mayo de 2018 una crisis de pánico que se agudizó cuando de repente todo el mundo empezó a recibir correos electrónicos solicitando el consentimiento de mil webs de comercio online, revistas, blogs, viajes, etc. Parecía el fin del mundo, pero ¿cual es la opinión del ciudadano sobre todo este tema de la protección de datos?El barómetro de mayo de 2018 elaborado por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) incluye diversas preguntas sobre protección de datos y confidencialidad que nos pueden ayudar a conocer esta información.Una pregunta que nos gusta mucho habla sobre los datos que una persona daría fácilmente o no daría nunca. Los datos que daría fácilmente están encabezados por gustos y opiniones, seguidos por nombre y apellidos y por el historial laboral. Los datos que nunca se darían (salvo que fuera imprescindible) son la información financiera, las huellas dactilares y los fotos y vídeos de uno mismo. El historial clínico no lo daría el 66,9% de los encuestados, mientras que el 14,2% lo daría fácilmente

Mis datos, mi tesoro

Es muy llamativo que un porcentaje tan elevado no tenga problema para proporcionar información sobre gustos u opiniones, dado que son los datos más buscados por las empresas para vendernos productos similares, etc. Por ejemplo, iRule es una app española que ofrece al usuario regalos a cambio de información sobre gustos y opiniones. Otra pregunta muy interesante trata sobre la sensación de seguridad de acciones cotidianas. Las más inseguras (para el ciudadano) son dar sus datos personales para un concurso (85% indica que el grado de seguridad es poco o ninguno), seguido de colgar fotos o vídeos en la red (80,8%) y de dar el número de tarjeta en internet para comprar algo (68,6%). 

Mis datos, mi tesoro

Finalmente, llegamos a la confianza en las diferentes organizaciones. Las que más garantías dan al ciudadano son la Administración Pública, seguidas de los bancos. Las peor valoradas son las redes sociales, los buscadores y las compañías de teléfono, agua o gas. Parece que además de las garantías, tiene algo que ver también el spam que realizan o la usabilidad de las apps o redes que tiene cada organización. 
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