El paso del tiempo se sucede cada día más a prisa. La intención es atrapar cada momento y vivir cada experiencia como si no hubiese un mañana. Este año ha sido un año de duelo ante el cambio. Dejar atrás las ilusiones de una niña y empezar a sentir el paso del tiempo. Muchas frustraciones, muchas lágrimas….muchos momentos de transición donde salían viejas emociones en lienzos que ahora sé, fueron mentira. Sentirse engañada es la mayor decepción. Enero trajo un invierno triste y oscuro. El viaje a Estambul fue el bálsamo de 2013, año donde el cambio me fue alejando de esas cosas que realmente me sacaban una sonrisa. El trascurso de los días fue poniendo tierra de por medio en una amistad que se evaporaba al llegar la primavera. Ante tantas puertas que se cerraban se abrió una muy esperada, un buen trabajo estaba entre mis manos. Lo que empezó por 4 meses va camino de los 12 y me siento orgullosa de ello. Jubilada en emociones y rodeada de mi circulo, así trascurren los días. Derrochando amor intenso por mi profesión que me aísla del mundo donde no se piensa, donde soy otra persona. Un reto al que juego a diario. Nace en mí un pensamiento que me invita a crecer y dejar de ser lo que soy, sentar la cabeza. Otro que no puede imaginar su mundo sin sus instantes de soledad, sin los viajes, sin las risas sin una buena conversación, sin un abrazo sincero…. ¿Podemos tenerlo todo en la vida? o ¿Tomar una decisión implica renunciar a la otra? En 2014 seguiré luchando por vivir lo quiero y renunciaré a todas esas que aunque quiera, ellas no son buenas en mi vida.