Esta mañana el Peque se ha quedado parado entre la puerta de la entrada y la cocina. Justo en el borde. El suelo de la cocina está frío ahora que las temperaturas bajan por la noche y él ya lo sabe. Por supuesto, iba descalzo. Antes entraba sin pensarlo, pero los años se van notando.
Así que esta mañana, cuando le he visto ahí parado, siendo tan consciente de la desnudez de sus pies, decidiendo si entraba, se volvía a buscar sus antideslizantes de Batman o me pedía que le cogiera en brazos, he pensado que tenía que escribir este post.
Mis hijos van descalzos por casa y NO se ponen malos por ese motivo
Hace años, cuando todavía estaba practicando en esto de fluir con la crianza y las opiniones externas me pesaban más que ahora, intenté de todas las formas posibles que se calzaran.
Luego me rendí porque ellos no querían y estaban muchísimo más a gusto descalzos. Y porque realmente no había ninguna razón para insistirles en que se calzaran, más allá de un mito más de la crianza del año de maricastaña y un gusto personal mío que no tenían ellos por qué compartir.
Estoy segura de que habéis oído muchísimas veces que los niños cogen frío por los pies si no los llevan abrigados. Que por eso no hay que dejarlos que pisen el suelo, que está frío. Que nunca los niños deben ir descalzos o de lo contrario se pondrán malos.
Pues bien, mi experiencia no es esa. Y hay una explicación científica para ello.
El pie de los niños se desarrolla mejor si van descalzos
El ser humano es maravilloso. Nuestro cuerpo lo es.
Y los pies son una obra de ingeniería realmente admirable.
Y no lo digo sólo por lo preciosos que son esos deditos de uñas microscópicas que tienen los bebés, no.
Lo digo porque son realmente perfectos: decenas de huesos, articulaciones, tendones, ligamentos y músculos permiten que el ser humano pueda desplazarse y moverse a su antojo.
Los pies de los niños se desarrollan mejor descalzos
Pero cuando llevamos un zapato perdemos gran parte de esa movilidad, por muy flexible que sea el tejido y su suela.
En realidad, el pie está pensado para ir desnudo. Los zapatos están pensados de un modo estético pero, en puridad, lo funcional es no llevarlos. Otra cosa es que con el tiempo nos hayamos acostumbrado de tal manera a ir calzados que cuando vamos descalzos apenas sepamos andar.
La sensibilidad del pie descalzo ayuda al niño a descubrir el mundo
Los pies de los niños son súper sensibles, tanto o más que las manos.
Si os fijáis en un bebé, utilizan muchísimo sus pies y no sólo para moverse sino para tocar objetos, intentar cogerlos (el Peque es todo un experto cogiendo cosas con los pies), para llevárselos a la boca…
La planta de los pies está llena de terminaciones nerviosas. El niño recibe todo tipo de sensaciones cuando los tiene descalzos. Por ello, estando descalzo madura una parte importante de su sistema cognitivo.
El pie descalzo del bebé le permite incluso notar una pequeña brisa
Percibe su entorno, se percibe a si mismo, percibe si hace frío o calor, si el suelo está liso o rugoso, percibe dolor si pisa un juguete o cosquilleo si pisa una alfombra…
Los niños tienen una necesidad inherente de aprender. Y andar descalzos les proporciona un aprendizaje realmente rico, que es bueno para su desarrollo motor y cognitivo.
Para ponerte malo tienes que coger un virus, no frío
A mi lo de que los niños se ponen malos por andar descalzos me recuerda mucho a lo de no salgas a la calle con el pelo mojado.
Dicho de otra manera: aunque salieras en pelotas en Siberia, si no tienes un virus rondándote por el cuerpo, no te vas a poner malo.
No puede haber enfermedad sin virus.
Y dado que los virus no entran por los pies, que vayas descalzo o no es indiferente para que te resfríes.
El frío que afecta es el de las vías respiratorias
Hay un frío que sí que afecta al cuerpo. Y no es el de los pies, ni el de las manos, ni el de la cabeza.
El frío que afecta para ponerte malo o no es el de las vías respiratorias.
Estamos en contacto con virus todo el tiempo. Por supuesto también en verano con 40 grados.
Pero no siempre nos ponemos enfermos porque nuestro cuerpo está preparado para ello, así que muchas veces los llevamos en el cuerpo pero no tenemos ningún tipo de síntoma.
Lo que sucede es que el frío del invierno provoca que nuestra nariz funcione un poco peor. Los vasos se constriñen, los cilios se mueven menos, así que la barrera para impedir que los virus nos ataquen es menor. Si además tenemos una bajada de defensas, ahí lo tenemos: enfermamos. Por eso en invierno nos ponemos malos más a menudo.
¿Por qué se quitan los zapatos los niños?
Yo lo tengo muy claro: el pie de los niños necesita estar descalzo para poderse mover libremente.
Y a los niños les gusta poder explorar con libertad.
Pero, además, se los quitan porque el pie desnudo les permite descubrir muchísimas sensaciones que les fascinan. Sensaciones que seguramente nosotros tenemos ya olvidadas, o que no valoramos, pero que son importantes para formarse una imagen del mundo en el que vivimos.
Los niños no son tontos: se calzarán cuando lo necesiten
A veces somos tan protectores con los niños que olvidamos que no son tontos.
Un bebé que se siente incómodo lo hará saber llorando.
Un bebé algo mayorcito, intentará hacértelo saber con palabras.
Y un niño que tenga frío en los pies irá a buscar unos calcetines. O se quedará parado justo antes de entrar a la cocina, como mi hijo pequeño esta mañana.
Mis hijos van descalzos por casa y no se ponen malos (por ese motivo) Cuando tienen frío, van a buscar unos calcetines y ¡listo!
Sin duda, los niños no son tontos. Y cuando tengan frío, se calzarán. Porque ahí sí lo necesitan, no porque los zapatos sean bonitos o impidan que se resfríen.
Mi experiencia con dos niños siempre descalzos por casa: no se ponen malos por ese motivo
Como he dicho antes, yo también intenté que se pusieran zapatillas en casa.
Parecía que era lo que había que hacer.
Y me fastidiaba bastante que mi madre siempre hiciera algún comentario cuando los veía moverse sin un mísero calcetín en sus piececitos. Que le tocara los pies y me dijera que los tenían helados.
Pero cuando de verdad te escuchas a ti misma y, sobre todo, les escuchas a ellos (en el más amplio sentido de la expresión) te das cuenta de todo esto que estoy contando.
Hay una explicación en el hecho de que los niños se quiten una y otra vez cualquier zapato, zapatilla, calcetín o adminículo de cualquier clase que les pongan en sus lindos piececitos. Los niños necesitan ir descalzos y se calzarán cuando lo necesiten.
Fijaos si es así que, siendo escrupulosos como son, habrán pisado descalzos el suelo de la calle máximo dos veces cada uno. Lo suficiente para comprobar que el suelo de la calle no es como el de de casa y que en la calle prefieren llevar algo puesto.
Y tras una temporada larga en la que los dos eran pequeñitos e iban completamente descalzos incluso en pleno invierno, de forma natural empezaron a pedir unos calcetines.
Después de haber probado todo tipo de zapatillas para estar por casa, lo dejé estar. Resultó que lo más fácil era dejarles explorar libremente hasta que ellos mismos decidieran cuándo calzarse.
Así que ahora pasan la mayor parte del año descalzos excepto en invierno, que normalmente se ponen unos calcetines con antideslizante. Y digo normalmente porque todos los días necesitan su rato de libertad pienrreril. ¡Y no pasa nada!
Como ya he dicho muchas veces, hay que elegir las batallas que queremos librar. O de lo contrario convertiremos la crianza en una lucha diaria. Una batalla agotadora, frustrante y que nos aleja de nuestros hijos. Muy especialmente cuando queremos imponerles cuestiones totalmente contrarias a su naturaleza y sólo porque lo digo yo. Yo creo que no tiene sentido. Y menos por unos zapatos.
En definitiva, si tus peques no quieren ponerse los zapatos en casa ¡déjales disfrutar y tomar conciencia de las consecuencias de sus decisiones!
Mis hijos van descalzos por casa y NO se ponen malos por ese motivo. Te lo aseguro
Fotos | Pixabay y Donnie Ray Jones en Flickr CC
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