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Este juego, es para pasar divertidas tardes en familia, los peques pueden empezar a jugar desde los dos años y como os decía es altamente adictivo. Se trata de un juego en el que tenemos que ir poniendo los ovillos de lana encima del gato, sin que se caigan. La forma de jugar es por turnos, cada uno tira un dado y le indica que color de ovillo tiene que ponerle al gatito. A quién se le caiga ha perdido esa partida, y vuelta a empezar.Es uno de los juguete de madera, con unos colores estupendos y muy vivos, con él se trabajan muchos aspectos como la coordinación óculo manual y la motricidad fina, sin olvidarnos de un aspecto importante, como es el de esperar turnos. Como todo juego de mesa hay varios jugadores y por turnos van colocándole los ovillos al gatito, por eso los niños han de esperar su turno. Cuando los niños son muy pequeños no es algo que les agrade, pero es excelente para trabajarlo.
Otra forma de jugar con los más pequeñitos es de manera individual, que sea un niño sólo el que vaya colocando los ovillos sobre el gatito.
Bueno espero que os haya gustado, a mí me parece un juego genial y súper divertido.
Hasta otra!
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