No soy una madre perfecta.
A veces dudo incluso de ser buena madre.
Pero lo que sí que puedo decir sin duda alguna, es que mi prioridad son mis hijos y pienso hacer todo lo que esté en mi mano por intentar conseguir que sean seres humanos felices.
Sin embargo, la gran mayoría de veces NO SÉ HACERLO. Siento que me faltan herramientas, que no sé qué decir, que la paciencia brilla por su ausencia y sé que todo es fruto de los conocimientos de los que dispongo.
Por eso he decidido recuperar unos libros que tenía en la estantería muertos de risa y me he propuesto leerlos lo antes posible (vaya, no estoy diciendo que estos 4 libros vayan a ser para todo el 2022, porque espero leer sobre otros temas también).
Me encantaría poder dar opinión de cada uno de ellos, pero no me los he leído completamente aún. Eso sí, creo que puedo decir que tienen muy buena pinta y que si yo me lanzo a leerlos es porque creo que merecen la pena.
Quiero contarte cuales son para que tú misma los investigues y si crees que te encajan, tomes la decisión de ampliar tu biblioteca con estas joyas.
¡Vamos allá!
El libro que ojalá tus padres hubieran leído
Empecé por este libro y ya llevo casi la mitad. Teniendo en cuenta lo que me cuesta leer en papel, ¡estoy muy contenta!
Me está gustando bastante, porque aborda la crianza desde la disciplina positiva y además intenta poner en conexión la forma en la que nos criaron a nosotros con la forma que tenemos de criar. Obviamente tiene muchísimo que ver, pero a veces tenemos patrones que no somos capaces de detectar como una creencia limitante.
Este libro te ayuda a ver la crianza con perspectiva y aún llevando menos de la mitad leído, te lo recomiendo muy mucho.
Disciplina sin lágrimas
Compré este libro el verano pasado cuando ya estaba totalmente desesperada por una convivencia que se había vuelto más bien difícil.
Y es que a pesar de que me sé la teoría de la disciplina positiva, siento que me faltan herramientas muchas veces. No se me ocurre qué decir. ¿A ti te pasa?
Si hay algo que a todos nos gusta saber es “qué tendríamos que hacer si nuestro hijo hace X”, pero esto es muy difícil de generalizar porque cada niño, cada familia y cada crianza, es única.
No obstante, algo que me gustó mucho de este libro, son los casos prácticos en forma de dibujo. Que a ver, no son definitivos porque todas las situaciones pueden dar un giro en cualquier momento, pero ayuda a ponerte en situación sobre qué camino debes seguir con tus palabras y tus actos.
No me lo terminé, porque ya te imaginas que verano y niños sin cole significa 0 tiempo para mí misma. Así que me he propuesto leérmelo después del anterior y otra vez desde el principio.
Espero que le eches un vistazo y te guste tanto como a mí.
El cerebro del niño explicado a los padres
Este es otro de las grandes ventas que hay en cualquier librería en la que haya libros de crianza. Es otro libro que tengo empezado, pero no acabado, así que toca finiquitarlo este año.
Y es que en realidad es súper interesante, porque te ayuda a ponerte en la piel del niño y entender el porqué de muchas de sus decisiones. Eso te lleva a que dejes de tomarte tan a pecho algunas de sus acciones que tú consideras “malas decisiones”, pero que en realidad son fantásticas ideas por su parte.
Es muy curioso llegar a entender cómo piensa un niño y este libro es una guía para empezar a entenderlo.
El arte perdido de educar
Este es el único de los cuatro libros que aún no he empezado a leer.
No es tanto una guía como son los otros, sino que tiene una pizca de novela. La autora cuenta cómo se mudó con una tribu maya y su hija para ahondar en los métodos de crianza más ancestrales.
Según ella, se consiguen niños muy felices así y obvio, ¡todos queremos niños felices! Así que sin duda alguna, este libro está añadido a mis propósitos de lectura sobre crianza del 2022.
Bajar nuestras expectativas
El principal problema que he tenido en la crianza de mis hijos (y no hablo en pasado porque ya no esté criando, sino porque estoy cambiando de mentalidad poco a poco) ha sido querer ser alguien que no soy. Querer tener una familia ideal que no existe.
Y no me siento mal contándolo, porque sé que hay mucha gente igual que yo, ya que he recibido mensajes al respecto.
Ver cuentas de postureo en Instagram hace mucho daño a las personas que somos más terrenales y tenemos hijos más bien intensitos. ¡Ojo! todos debemos saber que en todas las familias se cuecen habas y que esas personas solo deciden enseñar lo idílico de sus familias.
Pero claro, en el momento de la verdad, en el que necesitamos saber si alguien más tiene un percal en su casa como el nuestro, abrimos Instagram y nos encontramos familias posando risueñas para una foto, niños conjuntados, matrimonios felices… y solo son fotos. No sabes qué estaba pasando un segundo antes ni un segundo después y es MUY POSIBLE que para hacerse esa foto, haya habido tensión y porque no, algún gritito por ahí.
No digo que todas las influencers del postureo funcionen así, ojo. Las habrá que realmente vivan en un idilio, pero lejos de inspirar, que entiendo que es su principal objetivo, acaban frustrando mucho.
Y dicho todo esto, espero que entiendas que tu crianza es única y que tú tienes en tus manos el poder de cambiar cómo haces las cosas. No hay niños perfectos ni familias felices 24/7, sin embargo considero que es muy importante no descuidar la vida en pareja y el propio autocuidado para que podamos tener pilas recargadas en los momentos más difíciles.
¿Hay algún libro que me recomiendes tú?