Cuando compramos un sombrero de paja toquilla pocas veces pensamos en la historia que lo acompaña. En esta ocasión quiero ofrecerles este artículo aparecido hace unos días en Gestión – Diario de la economía y Negocios del Perú. Una preciosa entrevista que Oscar González, desde Piura, hace a Juana Solano una tejedora de Catacaos.
“Mis manos son lo más valioso
Juana Solano es una tejedora de Catacaos que se inició en este arte a los 12 años, porque la economía no le permitió seguir estudiando.
OSCAR GONZÁLEZ
(PIURA) “Doy gracias a Dios por haberme dado las manos que tengo, que para mí son muy valiosas”, expresa Juana Solano, quien a los 12 años aprendió, a la fuerza, a tejer sombreros de paja para ayudar a la economía de su familia. Ahora, a los 36 años, alista maletas para participar en una feria artesanal que se realizará el próximo mes en Washington DC, Estados Unidos.
Cuando terminó la primaria, su madre no pudo financiar sus estudios secundarios. Le dijo que tenía que ayudarla con el tejido para cubrir los gastos de la casa, porque no alcanzaban los ingresos que su padre obtenía como agricultor. “Al comienzo, fue difícil aprender porque era niña.
Llorando, le decía a mi mamá que las pajas se me zafaban. Ella insistía en que tenía que aprender y me palmeaba las manos. Aprendí a tejer casi a la fuerza”, recuerda Juana con cierta nostalgia, pero, al mismo tiempo, muy agradecida con su mamá por haberla iniciado en este negocio que le está dando bastante satisfacción…..” Leer el artículo completo
Sombrero de paja toquilla de Albiñana.
Visto en: Gestión
Fotografía: Sombrerería Albiñana