Tic, tac, tic, tac... El tiempo vuela, queridos. Se nos va entre los dedos cual hilo de mohair. Como si nada, se desliza cuidadosamente de su madeja. Por eso, por la mínima tregua que nos da, debemos tejer con cariño y tan sólo, única y exclusivamente, para aquellos que queremos. A esa conclusión se llega con el tiempo. Yo estoy ahí. Tejiendo solamente para los bebitos que llegan y para mis “especiales”. Y cuando digo “TEJER”, así en mayúsculas, digo calcetar para los pies de “mis mujeres”.
“Mis mujeres”. Aquellas que están, que me miman y se preocupan. Las que me cuidan y luchan por mi sonrisa. Las que me dan calor, aunque la niebla lo inunde todo, y hacen que salga el sol todos los días. Ellas, aquí y allí. Tras el teléfono, el correo electrónico o un buen abrazo. Ellas, sin las que Esther no podría ser Esther.
Sabéis, sobradamente, que tejer calcetines es mi labor favorita. Mi desconexión, mi remanso de paz, la mayor satisfacción. Por ello, tejerlos para “mis mujeres” se ha convertido en algo necesario para mi bienestar. Todos tenemos a nuestros “especiales”. Yo tengo a cinco mujeres a las que vestir sus pies como muestra de agradecimiento. Dos de ellas son aventajadas, la distancia tiene estas cosas. Elena y Sarah ya tienen en sus pies sus pares. Verde y rojo. Corazones y libélulas. Un trocito de mí, un ratito de mi paz, un pellizco de mi cariño. Para devolverles un rayito de su sol, que les caliente los pies después de calentarme a mí. Las tres con nuestros calcetines Atelier.
En ello estoy para las otras tres. La mejor lana y en busca del patrón perdido. No saben quienes son, aunque tal vez lo adivinen y acierten. Tres mujeres imprescindibles para mí. Una a una tienen su tarea conmigo. Su misión para conmigo, como la tengo yo con ellas.
Por ello acabo el año tejiendo calcetines. Para ellas. Porque se lo merecen y, aunque parezca un post muy ñoño (que lo es), necesitaba escribirlo. Para que ellas, en el anonimato y en la sospecha de creerse las destinatarias, lo supieran. Mis mujeres, atentas a ver si una de estas latas ofrece pronto el sol a vuestros pies.