La danza de las Musas en el Helicón, de Bertel Thorvaldsen (1819)
Decía Walt Whitman que la poesía es el instrumento por medio del cual la voces largamente mudas de los excluidos dejan caer el velo y son alcanzados por la luz; Gabriel Celaya, que era un arma cargada de futuro; Harold Bloom, que si la poesía no podía sanar la violencia organizada de la sociedad, al menos podía realizar la tarea de sanar al yo; y George Steiner añadía que el canto y la música son simultáneamente, la más carnal y la más espiritual de las realidades porque aúnan alma y diafragma y pueden, desde sus primeras notas, sumir al oyente en la desolación o transportarlo hasta el éxtasis, ya que la voz que canta es capaz de destruir o de curar la psique con su cadencia. Por su parte, Johann Wolfgang von Goethe afirmaba que cada día un hombre debe oír un poco de música, leer una buena poesía, contemplar un cuadro hermoso y si es posible, decir algunas palabras sensatas, a fin de que los cuidados mundanos no puedan borrar el sentido de la belleza que Dios ha implantado en el alma humana.
Subo hoy al blog al poeta Rafael Alberti y su poema "Por encima del mar, desde la orilla americana del Atlántico",
al pintor Tintoretto y su cuadro "Dánae", y al compositor Giuseppe Verdi y su dueto "Miserere", de la ópera "Il Trovatore", cantado por la soprano Elena Kononenko y el tenor Max Prodinger en octubre de 2015 en la catedral de Salzburgo, que pueden ver en vídeo desde este enlace.
POR ENCIMA DEL MAR,
DEL ATLÁNTICO
¡Si yo hubiera podido, oh Cádiz, a tu vera,hoy, junto a ti, metido en tus raíces,hablarte como entonces,como cuando descalzo por tus verdes orillaiba a tu mar robándole caracolas y algas!Bien lo merecería, yo sé que tú lo sabes,por haberte llevado tantos años conmigo,por haberte cantado casi todos los días, llamando siempre Cádiz a todo lo dichoso,lo luminoso que me aconteciera.Siénteme cerca, escúchame,igual que si mi nombre, si todo yo tangible,proyectado en la cal hirviente de tus muros,sobre tus farallones hundidos o en los huecosde tus antiguas tumbas o en las olas te hablara.Hoy tengo muchas cosas que decirte.Yo sé que lo lejano,sí, que de lo más lejano, aunque se llameMar de Solís o Río de la Plata, no hace que los oídosde tu siempre dispuesto corazón no me oigan.Por encima del mar voy de nuevo a cantarte.
Representación de la ópera Il TrovatoreGiuseppe Verdi (1813-1901) fue un compositor romántico italiano de ópera del siglo XIX, el más notable e influyente compositor de ópera italiana y puente entre el bel canto de Rossini, Bellini y Donizetti y la corriente del verismo de Puccini. Fue autor de algunos de los títulos más populares del repertorio lírico, como los que componen su trilogía popular o romántica: Rigoletto, Il trovatore y La traviata y las obras maestras de la madurez como Don Carlos, Aida, Otello y Falstaff.Il trovatore (El trovador) es una ópera en cuatro actos con música de Giuseppe Verdi y libreto en italiano de Salvatore Cammarano, basada en la obra de teatro El trovador (1836) de Antonio García Gutiérrez. Cammarano murió a mediados del año 1852 antes de terminar el libreto. Esto dio al compositor la oportunidad de proponer revisiones significativas, que bajo su dirección realizó el joven libretista Leone Emanuele Bardare, y se ven en gran medida en la ampliación del papel de Leonora. La ópera se representó por vez primera el 19 de enero de 1853 en el Teatro Apollo de Roma desde donde comenzó una marcha victoriosa a través del mundo operístico.
Tintoretto, cuyo nombre es Jacopo Comin (1518-1594), fue uno de los grandes pintores de la escuela veneciana y representante del estilo manierista.
Su verdadero apellido, 'Comin', fue descubierto por Miguel Falomir, jefe del departamento de Pintura italiana del Museo del Prado de Madrid, y se hizo público a raíz de la retrospectiva de Tintoretto en dicho museo en 2007. Por su fenomenal energía y ahínco a la hora de pintar fue apodado Il Furioso, y su dramático uso de la perspectiva y los especiales efectos de luz hacen de él un precursor del arte barroco.La imagen se inspira en un episodio narrado en Las metamorfosis de Ovidio. El padre de Dánae, Acrisio, rey de Argos, después de escuchar la profecía del oráculo de Delfos, en la que se indicaba que su muerte la causaría su nieto, encerró a su hija en la torre de un castillo (o cámara de bronce según Apolodoro de Atenas) para protegerse contra el destino. Pero la estratagema de Acrisio no funcionó, pues Zeus fecundó a Dánae en la torre en forma de monedas de oro, naciendo Perseo de esta unión, el cual, ya de joven, mataría accidentalmente a su abuelo como había predicho la profecía.
HArendt
Entrada núm. 5501
[email protected]La verdad es una fruta que conviene cogerse muy madura (Voltaire)