En este feliz lunes, quiero compartir con vosotros mis mini vacaciones. Este año, la cosa está jodida chunga, económicamente hablando. Con esto de no tener un sueldo fijo, y que la tienda no termina de arrancar, pues no había vacaciones a la vista.
Pero, los acontecimientos que rodean mi vida últimamente, y que no eran muy agradables, estaban haciendo que las cosas tomaran un rumbo muy feo. Y estaba entrando en un círculo vicioso, del que no era capaz de salir. Estaba súper agobiada, no me llegaban las horas del día, me sentía muy sola (adultamente hablando, que con los niños nunca tienes ni un minuto de soledad), no podía dormir y me encontraba llorando cada dos por tres.
Y decidí que no podía seguir así, tenía que cambiar algo. Así que, me lie la manta a la cabeza, me acosté un martes dando vueltas a todo como loca y decidí que tenía que desconectar, salir de aquí y de este agujero en el que me estaba metiendo. El miércoles me levanté y me fui directa al ordenador, me pasé varias horas buscando un hotel en la playa, algo económico, pero no por ello asqueroso (tengo que reconocer que soy un poco bastante delicada, y eso de meterme en un tugurio, donde todo está sucio o donde la comida no se puede ni tragar, pues por muy barato que sea, no va conmigo). Pero gracias a que existe internet y sobre todo, gracias a las páginas de opiniones de la gente, encontré un hotel en Benidorm, de 3 estrellas, del que hablaban maravillas y a un precio más que recomendable. Y después de vaciar la cuenta (no sé muy bien cómo vamos a pasar el resto del mes, pero tranquilos, que sin comer no nos quedamos), pues pagué el hotel y comuniqué que el viernes temprano nos íbamos 6 días a la playa.
Os imaginaréis las fiestas del príncipe, que ya contaba con no pisar la arena del mar este año. La pequeña, obvio, no dijo nada, pero vaya si ha disfrutado. Miércoles y jueves de locura, planificando, haciendo maletas a lo loco, yo, que soy de hacerme listas de las cosas que me tengo que llevar y que las empiezo a hacer 1 mes antes del viaje, me puse a meter cosas con el miedo a que se me olvidara algo importante, pero tengo que decir, que este viaje con organización relámpago, ha salido de maravilla y no he olvidado nada, si acaso, los problemas.
El viernes, a las 6 de la mañana, terminé de cargar el coche y me eché a la carretera con dos niños medio dormidos, que se han portado de maravilla todo el camino. Sólo la pequeña, al final, se puso un poco ñoña, pero pobrecita, estaba cansada.
Al principio me daba un poco de miedo como se iba a desarrollar todo, yo sola con dos niños, pero, a parte de algún pequeño contratiempo, me he apañado de maravilla. Tengo que confesar que el príncipe, con 11 añazos que tiene, me ha ayudado un montón con la pequeña, de 16 meses.
Los días han transcurrido así como os cuento ahora, ¡qué relax!: Nos despertábamos sobre las 9, lo que marcaba la pequeña, desayuno en el buffet de hotel, nos poníamos hasta las orejas, si es que había tanto donde elegir… y nos íbamos a la playa. Cargados con la sombrilla, las toallas, los cubos y palas, el agua, los gorros, la crema y la gordita en brazos, en alguno de los portabebés que me llevé. En la playa nos lo hemos pasado genial rebozándonos por la arena, haciendo castillos y agujeros, bañándonos y buscando cangrejos. He terminado con arena hasta en las partes más recónditas del cuerpo, pero ¡qué más da!Volvíamos al hotel para darnos una ducha y un baño en la piscina antes de ir a comer. Otra vez, hasta arriba de comida en el buffet, que mira que había cosas. Y llegaba la sagrada hora de la siesta. Lo bien que hemos dormido estos días. En la habitación había 3 camas individuales. Pues el primer día hice un cambio radical de la decoración y puse las tres camas juntas. Así, la peque ha dormido en la cama que estaba pegada a la pared, para que no hubiera riesgo de caídas, yo en el medio y el mayor al otro lado. No sé si era por la amplitud de la cama, aunque aquí dormimos las dos en una cama de 1.50, porque no hacía calor o porque estaba hecha polvo del trajín de todo el día, pero se dormía y no había niña hasta las 5 de la mañana más o menos, que se despertaba a por su chupito de teta.
Ains, lo malo es que me he confiado, y la primera noche de vuelta a casa, se despertó unas 5 veces en toda la noche… Bueno, que me desvío de las vacaciones.Después de la siesta, nos bajábamos a merendar a la piscina y a darnos unos bañitos. Subíamos a ducharnos para bajar a cenar, otra vez al maravilloso buffet (creo que he engordado con tanta comida)
y para terminar, salíamos a dar unos paseos por la playa o por las tiendas o lo que fuera. No ha habido mucha variación. Han sido unos días tranquilos y relajados, de juegos, baños y diversión. Días en los que he desconectado mucho de todo, en los que me he relajado y en los que no me he permitido agobiarme. Días en los que he disfrutado de mis hijos sin tensiones externas. Días en los que me he superado como madre, porque pensaba que no me iba a apañar bien yo sola con los dos, y ha salido todo redondo. Bueno, para ser sinceros, no todos los días han sido igual de monótonos. Porque un día, hicimos una excursión muy especial. Quedamos con Mª José, de La alcoba de Blanca en Altea, para pasar el día. A parte de habernos conocido en 8J, de leer nuestros mutuos blogs y de intercambiar tweets y whatsapps, decidimos que teníamos que aprovechar que estábamos relativamente cerca y pasar el día juntas. Y lo pasamos de maravilla. Pasamos el día entero en la playa, con las pequeñajas jugando a meter piedrecitas en el cubo, con los mayores dándose unos baños, comimos y hablamos de un montón de cosas, como si fuéramos viejas amigas que se encuentran después de algún tiempo. Gracias por ese día tan estupendo.Pues eso, que hoy quería compartir mis felices días de vacaciones con todos, porque este lunes estoy feliz de recordarlas.