Revista Cine
Ya que estas últimas semanas del año han sido muy de Star Wars, me ha apetecido retomar esta sección para hablar de su figura más mítica, uno de los grandes villanos del cine.
Vader es uno de esos personajes que se han ido volviendo más y más grandes por pura demanda. A todos nos encanta y queremos ver más de él. Se ha vuelto tan memorable que no estar a su altura es el tormento del nuevo villano de la saga. Es un icono absoluto. Él es "la imagen" de Star Wars, me atrevería a decir. Pero es el malo. No se me viene a la cabeza otro caso en el que la figura más reconocible de una saga tan amplia sea la del villano. Es alucinante. ¿Qué diablos tiene Darth Vader? ¿Y por qué entusiasmó tanto en la película original? Porque de ahí viene todo, claro. En las secuelas ganó relevancia y matices, y en las precuelas se le convirtió definitivamente en el personaje más importante de toda la franquicia (de forma un tanto cuestionable, más adelante me explicaré), pero todo eso salió a partir de un rol que en principio no era tan destacable. Era más un lacayo brutal, un matón, que otra cosa. Pero creo que ahí está parte de la gracia. Los villanos con poder absoluto, los que representan EL MAL en la historia a la que pertenezcan, no tienen porque funcionar como antagonistas. Pueden no ser aptos para el trabajo de campo, para perseguir al héroe y darle caña, para ensuciarse las manos. El papel de secuaz me parece muy jugoso porque, al representar "el músculo" puede tener una posición mucho más activa que su jefe. En el Episodio IV ese jefe ni siquiera es el Emperador, sino el gobernador Tarkin, pero el que está ahí persiguiendo a los rebeldes es Vader. Puede que Lucas no se esperase la adoración que despertaría, pero desde luego ideó una bomba de personaje de forma bien consciente. No solo es un hallazgo en cuanto a diseño, sino que hizo que él sea el enemigo personal. El discípulo de Obi-Wan, el asesino del padre de Luke (por aquél entonces, quiero decir). Así que sí, es un enemigo perfecto a pesar de su reducido papel, pero eso no es lo que volvió loca a la gente ni lo que lo convierte en uno de mis personajes favoritos. Lo es que Vader no es odioso, y tampoco se limita a dar miedo, sino que... mola. Y de eso es de lo que hay que hablar.
Vader tendrá el papel de matón, pero ojo, es un tipo brillante y lleno de confianza. Sabe cómo se tienen que hacer las cosas y las hace con firmeza. ¿Os habéis fijado en que siempre sabe de lo que habla y que siempre tiene razón? Pues así es. Es el mejor en su trabajo. Y no suelta discursitos, ni se ríe como un maníaco ni se vanagloria de su inteligencia y habilidad. Tampoco se regodea en su maldad. Vader, simplemente, HACE. Y está hasta los huevos de estar rodeado de inútiles. Adoro eso. Le da igual que sean compañeros del Imperio, si no cumplen, a tomar por saco. Eso lo vimos en la segunda, pero ya en la original no regaló esta perla:
No es solo que sea poderoso y malvado, es que él es muy bueno, los demás no, y no va a tolerar ninguna gilipollez. Eso lo hace divertido, guay. Incluso tiene un sentido del humor muy cabrón que es una maravilla.
Si 'El Imperio Contraataca' es tan buena se debe en gran parte a que Vader está que se sale, el puto amo del universo, un monstruo implacable e infalible que no triunfa a los 5 minutos de peli porque la gente del Imperio no sabe hacer una mierda. Por favor, si una vez se harta de ir suave con Luke tarda exactamente 44 segundos en derrotarlo, pausa para convencerle de que se rinda incluida. Pocas veces resulta tan disfrutable ver a alguien tan terrible ser invencible.
Revelarse como el padre de nuestro héroe lo convirtió, por otra parte, en uno de los personajes principales con todas las de la ley. Si en la primera Lucas creó una bomba de personaje, aquí la bomba estalla.
Entonces llega 'El Retorno del Jedi' y... epa. Resulta que es más que un villano molón como pocos. Debajo de todo eso hay una persona. Esta noción llega de repente, no nos han preparado en las dos entregas previas, pero está tan perfectamente llevado que lo aceptamos sin dudar y llega a convertirse en el personaje que capta la mayor atención. Es el primero con el que nos reencontramos y la película le atiende de tal forma en que parece que le estamos viendo la cara tras la máscara. Es alucinante. Parecía que no podía ser mejor y resulta que le dan profundidad y le convierten en una figura trágica que se despide como un héroe.
No hacía falta saber nada más, pero si tenía que haber precuelas, conocer la historia de Anakin Skywalker y su transformación en un personaje que para entonces ya era un absoluto titán de la cultura popular era el paso más lógico.
Sobre el papel no está mal lo que plantean para el personaje. No es lo que yo hubiese querido ver, pero tiene su aquél: un niño al que unos Jedi de moralidad dudosa le arruinan la vida con sus reglas absurdas y su soberbia. Es realmente una historia trágica en la que su caída al Lado Oscuro parece algo inevitable y de lo que no tiene verdadera culpa. El problema está en los detalles. Anakin es insoportable hasta el Episodio III, pero incluso aunque ahí logren hacerle más o menos agradable nunca queda la sensación de que sí, de que este es el jefazo que conocemos solo que aún bueno. Anakin nunca llega a molar. Está bien que de pena y que lamentemos lo que le ocurre, pero también tendríamos que ver en él al brillante y eficaz Vader. La misión que abre el 'La Venganza de los Sith' es una aproximación, pero no basta. Uno no se explica cómo de este Anakin pudo salir aquél Vader. Solo queda suponer que años y años de autodesprecio y dolor físico y emocional constante le han convertido en la apisonadora que adoramos.
Tema aparte es lo de ser "el Elegido". Una maniobra absurda para convertirle de forma "oficial" en el personaje más importante dentro del propio canon del universo Star Wars. ¿Por qué no podía ser simplemente ser un personaje con una vida particularmente interesante? ¿Por qué ponerlo por encima del resto de personajes de una forma tan irrevocable y contundente?
Bueh, en cualquier caso, diría que las precuelas benefician al personaje más de lo que lo dañan, y oye, el Episodio III es razonablemente satisfactorio y en su día fue emocionante ver por fin qué le pasó al personaje.
Y total, nada de las precuelas ha empañado la percepción de Vader en la cultura popular. No hay más qué ver su breve pero espectacular intervención en 'Rogue One', totalmente apegada a la identidad del personaje, y que de hecho le añade algún detalle. Descubrir que vive en un siniestro castillo en el lugar donde se quemó me encanta. Ahí, alimentando el cabreo constante que lleva, sí señor.
Contad con que Disney va a seguir exprimiendo al villano en las sucesivas pelis independientes, y eso si no acaban dándole película propia. Y oye, ¿por qué no? Si hay un malo tan carismático como para soportar mil historias en las que le veamos "hacer lo suyo", ese es Darth Vader.