Revista Historia

Mis razones de ser independentista

Por Ireneu @ireneuc

Mis razones de ser independentista

Mucha gente se puede preguntar como, un personaje como yo, nacido en Barcelona de padres castellanos, que vivo en Hospitalet de Llobregat de toda la vida, que soy seguidor del RCD. Espanyol y que escribo desde hace 8 años estos renglones en español, es tan abiertamente independentista. Quien no esté dentro de mi piel, y no comparta lo que se mueve en mis neuronas, es muy posible que pueda pensar que he sido manipulado, ya sea por TV3 (¿con lo asquerosamente culés que son?), por los estudios (¡pero si los hice exclusivamente en castellano hasta los 14 años!) o por las amistades (¡si casi todos son castellanoparlantes!), la realidad es que, ante todo tengo cerebro, y otra cosa no se, pero plantearme cosas, me las planteo. Y llego a conclusiones. Conclusiones que, por suerte o desgracia, no gustan a todo el mundo, pero que son las mías. ¿Y cuales son mis razones para ser independentista en Catalunya con los antecedentes antes descritos?¡Si tendría que salir todos los días con la rojigualda hasta en los calzoncillos! Pues aunque le parezca mentira, las tengo:
  • Soy catalán
Me guste o no, soy catalán de nacimiento y, por tanto, es mi tierra, con una historia propia y unas características que la hacen diferente. Tiene una lengua diferente de la que hablo en casa (aunque mi padre me la enseñaba de pequeño) y la cual considero igual de mía que el castellano. Asimismo, tiene una realidad que la hace diferente al resto de España, la cual no pretendo obviar ya que es parte de mi propia experiencia como persona. Si hay gente a la que no le gusta, lo siento, no pretendo cambiarles a ellos, pero cada uno en su casa podemos ser todos amigos. Tengo amigos franceses, alemanes, sudamericanos y de otros sitios, y no se diferencian en nada de los españoles: todos ellos sangran si les pinchan. Además, si usted pasa a Francia en coche por la frontera de Coll d'Ares no se diferencia en nada de pasar la frontera con Valencia o con Aragón. ¿Donde está el problema?
  • Rechazo por el mero hecho de nacer en Catalunya
Si se supone que todos los que vivimos en España somos, no tendría porqué ser problema haber nacido en cualquier parte de su geografía. Pues no; por el hecho de ser catalán, ya soy un elemento sospechoso en cuanto salgo de los límites de Catalunya, independientemente de que mis raíces tengan más bien poco de catalanas. Por ejemplo, en Madrid, donde me tocó hacer el servicio militar, se me ha llamado "polaco de mierda" y "catalufo" en mi cara y me han censurado hablar en catalán a un valenciano que no sabía castellano (increíble, pero cierto) al grito de "no ladréis, aquí se habla en español". Curiosamente, aquí no me he encontrado nunca que nadie me censure por hablar castellano. Casualidad o no, la barrera, en todo caso, no la he puesto yo.
  • Realidad social diferente
Guste o no, las realidades de un territorio que está en la puerta de Europa, no es la misma que visto desde el centro de la Meseta castellana. En Catalunya, el hecho de estar a mitad de camino entre Madrid y París, hace que el intercambio de ideas y de gentes sea mucho más abierto, y más ahora con la facilidad de comunicaciones que hay. Si a eso sumamos que han de convivir dos lenguas oficiales con una infinidad de otros usos y culturas provenientes de la inmigración, hace que la sociedad catalana actual sea de todo, menos tradicional y cerrada. Todo ello contrasta con la realidad de una sociedad monolingüe que solo entiende a la diferencia como algo malo a destruir y que ha de estar sometido a la voluntad de una entidad primaria. Solo así se entiende que se nos tachen de "enemigo de la patria", ya que nuestra diferencia -aunque sea sutil- molesta a quien no la comparte. Mal vamos si mi realidad no gusta a quien ha de ser, supuestamente, mi igual. Otra barrera que no he puesto yo.
  • Vengo de familia de inmigrantes
Mi familia vino de diferentes partes de España con la intención de buscar un futuro que simplemente no existía en sus zonas de origen. Mi madre, zamorana, pero criada en Aragón, llegó a principios de los 60 buscando ganarse la vida. Más grave fue la situación de mi padre el cual vino de La Mancha con mis abuelos en los años 40. Mi abuelo, había sido soldado republicano y había sido herido en la batalla del Ebro, donde luchó en la columna de Lister y El Campesino, y hecho prisionero.
Después de estar 3 años sobreviviendo como pudo por los campos de concentración franquistas, fue liberado y, al volver a su pueblo, Los Hinojosos (Cuenca), tuvo que sufrir el "mobbing" de los oligarcas del pueblo, ya que fue tachado de "rojo". No le quedó más opción que venirse a una Barcelona que prácticamente no hablaba castellano a buscar trabajo... o morir de hambre. Intentó volver a su pueblo unos pocos años después, pero todo había cambiado, encontrándose que ya, ni era de allí, ni era de aquí y tuvo que volver a Barcelona. De carácter agrio -normal, dado lo que le tocó vivir-, nunca se llegó a integrar a la realidad catalana de la época y a mí, primer nieto, me puso el nombre de Ireneo (Pacífico). Por algo sería, aunque sus razones se las llevó a la tumba.
Visto lo visto...¿Qué estima puedo tener a un país que echó por activa y por pasiva a mis ancestros de sus lugares de origen? Una cosa es que quiera a mis familiares, que pueda tener amigos en aquellas tierras o que cumpla la legalidad impuesta, pero lo que no puedo, de ninguna de las formas, es considerarlo mío, porque no tengo nada que agradecerles. Al contrario, el agradecimiento lo he de tener con la tierra de acogida, no con quien los expulsó.
  • Crisis y ausencia de futuro en el estado actual
Llevamos casi 6 años de crisis, de los cuales llevo un año y medio en paro..y lo que es peor, sin ningún viso de salir del pozo. Esta crisis, no es una mera crisis económica, ya que el resto de países de nuestro entorno están saliendo más o menos adelante, sino una crisis de sistema. España no funciona porque el actual estado español no hace más que seguir con las premisas que inspiraron a todas las grandes potencias del siglo XVII y XVIII, lo que quiere decir +territorios= +comercio.
Este modelo totalmente desfasado y caduco, todavía funciona a la reducida clase oligárquica que manda en España (a pesar de guerras y repúblicas varias) desde mediados del siglo XIX, y mientras que sigan en el poder, les importará un rábano que haya 6 o 26 millones de parados. Ellos están en su chiringuito, y si no sigues su juego, eres un mal patriota y el enemigo a batir. Pues va a ser que no.
La independencia de Catalunya, además de dar una ilusión para tirar adelante, supondría romper totalmente con el statu quo imperante en la actualidad, destrozando los lazos clientelares y de corrupción sobre los que están basados las columnas del poder en este país. Ello significaría una ruptura total y, al menos, la posibilidad de generar una situación nueva y avanzar hacia una posible solución del problema que, de otra forma, simplemente no existirá porque a los que ya les va bien, no tienen ninguna intención de esforzarse por conseguirla. Ah! Y no nos engañemos, el beneficio será mutuo, tanto para los españoles, como para los catalanes.
  • Yo seguiré siendo el mismo de siempre
Si soy independiente, seguiré llegando justo a fin de mes (en el caso de que tenga trabajo), seguiré queriendo con locura a mis familiares y seguiré siendo amigo de mis amigos tal y como lo soy ahora... y exactamente igual a como pasaría si estuviese viviendo en China o en Alemania. Eso no tiene nada que ver. Por tanto, si solo molesta a los que cobran mis impuestos y no hacen nada para que pueda salir del pozo de la crisis... ¿tengo que tener remordimientos por ellos? Pues no. Al contrario, si les molesta, que se jodan.
En definitiva, las banderas se abrazan o dejan de abrazar en la proporción que cada persona se sienta identificadas con ellas. La bandera española, para mí, no significa nada más que imposición y fascismo, mientras que la catalana, para mí, es una democrática libertad de elección, en tanto que nadie me ha obligado a asumirla como propia y creo, muy firmemente, que podemos construir un país nuevo totalmente viable y con mejores oportunidades para todos. Cada uno es muy libre de sentirse como quiera, yo me siento así, y por eso soy independentista.
Y al que no le guste, como decimos en catalán: "que s'hi posi fulles!"

Mis razones de ser independentista

Sutiles, pero poderosas diferencias


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