Por todos lados veo esos carteles que anuncian los días que quedan para el estreno de la que es sin duda la película más esperada desde hace mucho, mucho tiempo.
Y desde hace unos días, cada vez que los veo les resto tres días, mientras sonrío por dentro con la más nerviosa e infantil de mis sonrisas. Gracias a mi socia y amiga Mar, veré Star Wars: The Force Awakens en pase de prensa hoy martes 15, antes que la mayoría de los mortales. Y eso, por supuesto, me convierte en deleznable y afortunado a partes casi idénticas. Casi.
Porque tal y como estoy ahora, recostado en la cama e iluminado tan sólo por el fulgor blanquecino de la pantalla de mi portátil, me siento en este instante como al borde de un precipicio, como un niño ilusionado con la mano ya puesta sobre el más grande y prometedor de sus regalos de Navidad. Soy deleznable, lo admito, soy una cosa envidiable y rastrera que hará grandes esfuerzos para no dejar escapar el más mínimo de los spoilers. Desde mañana hasta el viernes, implosionarán las venas de mi garganta mientras, mordiéndome los labios, haga un esfuerzo titánico por no torcer el gesto, no hablar con los ojos, no estallar en una vorágine de alabanzas entusiasmadas o (quien sabe) balbuceos de decepción.
Pero por encima de todo eso, prepondera la felicidad. La sincera y sencilla felicidad de quien sabe que mañana estará sentado en una butaca de los Cines Capitol de la Gran Vía de Madrid, viendo aparecer, amarillo sobre negro, la silueta de esas dos palabras que tanto y de tantas maneras le han acompañado durante toda su vida, al son de esa melodía ineludible, imposible de olvidar, que no deja indiferente absolutamente a nadie. Y ahí comenzará otra vez todo.
Junto a esta ilusión, ahora serena, hay también algo de nostalgia. Esto continúa. Volvemos, otra vez, a partir de cero en esta galaxia. Volveremos a encontrarnos en ese universo vasto, infinito, habitado por todo tipo de criaturas, facciones, vehículos, e inundado de la esencia vital, poderosa y misteriosa, de eso que llaman la Fuerza. Y en algún rincón olvidado de la constelación más lejana, volveremos a perseguir los sueños de un personaje perdido, volaremos a acompañarle en el viaje más puro de todos. Un camino entre las estrellas hacia su lugar en el mundo, con la más difícil de las metas: encontrarse a sí mismo.
Soy consciente de que será ésta la última de las noches en que todo lo que piense, especule e invente sobre el nuevo episodio sea tan sólo eso: especulaciones, teorías, hipótesis locas de quien se ha dedicado a invertir en imaginar el cómo será de esta nueva generación de Star Wars. Un ejercicio que sin duda ha endulzado la espera, ya desde que en noviembre de 2014 se publicase el primer teaser, y sobre el que un servidor ya trató de exprimir todo cuanto pudo.
Por eso quiero exponer algunas de ellas, antes de que mañana se hayan convertido ya en certezas o desmentidos, y no haya ya hueco para el “¡lo sabía!”. Tal vez una necesidad de satisfacer a ese fan sabelotodo e intuitivo que algunos llevamos dentro, y que sabes que tú también tienes. Déjalo salir, deja que sucumba al Lado Oscuro y lánzate a comentar tus teorías y tus deducciones. Después del viernes comprobaremos quién se acercó más a las ideas de Abrams, Kasdan y Arndt, guionistas de la película.
He activado el sable, la hoja enrojecida ha vibrado y ahora te señala, desafiante. Ahí te dejo el reto.
Por ahora, estas son mis deducciones:
1. ¡Pues claro que Kylo Ren NO es Luke Skywalker!
Además de que transformar al héroe protagonista de la Trilogía Original en villano consolidado sin hacer partícipe al público de ese proceso devolutivo constituiría un gravísimo error narrativo, hay otras muchas razones para pensar que la descabellada teoría es absolutamente falsa.
– Adam Driver no es Mark Hamill
Lo más evidente es fijarse en el elenco de la película, admitir que efectivamente el actor Adam Driver no está en él porque sí y echar un vistazo a alguna de las fotos filtradas de un Luke Skywalker tremendamente parecido al viejo Ben Kenobi, algo que tiene muchísimo más sentido. A las afirmaciones de que no sale en el tráiler basta responder con que, de todas todas, la mano mecánica de manga blanca que se apoya sobre la abovedada cabeza de R2-D2 es, sin lugar a dudas, propiedad del joven (ahora menos) Skywalker. Y al argumento de que no sale en el cartel… Bueno, es verdad. No sale. Pero, ¿y qué? Estrategia de persuasión, decisión creativa o una manera e representar que Luke estará oculto, peregrinando de un lugar a otro mientras huye de… ¿de qué? Te cuento mi teoría en el tercer punto. Pero aparte de estas evidencias, me interesan sobre todo los siguientes puntos.
– Kylo suspende en Art Attack Sith
El primero en referencia al sable láser de Kylo Ren, el mismo que dio tantísimo que hablar y que, como no podía ser de otra manera tras el incesante bombardeo de merchandising de Disney, ya ha sido aceptado por todo el mundo sin rechistar. Ya desde mi comentario del teaser me pareció interesante que se trataba sin duda de un sable hecho a mano por un inexperto, por alguien que, siendo tremendamente fanboy de los Sith y de uno en particular, no tenía sin embargo los conocimientos o la habilidad suficientes como para fabricar un sable láser en condiciones. De ahí la hoja inestable o el extravagante diseño del mango.
Y es que ése es Kylo, un miembro de los desconocidos Caballeros de Ren que se ha dedicado a admirar con chiribitas en los ojos el legado de aquellos oscuros encapuchados que se hacían llamar Darth y que lograron domeñar la galaxia con las más retorcidas conjuras y el más poderoso de los reversos de la Fuerza. No obstante, Luke Skywalker ya se mostró más que capaz de construir un sable láser bueno, eficaz, de marca, cuando en El Retorno del Jedi aparecía con su flamante nuevo sable verde, que tal y como el propio Vader revela, y hay escena eliminada para probarlo, construyó el propio Luke en una cueva de Tatooine.
– “¡Corre, Luke, corre!”
Finalmente, hay algo tremendamente obvio, a mi entender, que pasa por alto casi todo el mundo. Cuando, en el tráiler final, Kylo dice aquello de “terminaré lo que tú empezaste”, hablándole al casco derretido de Darth Vader (un verdadero subidón cuando lo vemos por primera vez), no se está refiriendo a lo que todo el mundo cree que se está refiriendo. Es decir, no es una afirmación que se refiera al Imperio, a extender el mal por la galaxia o a un objetivo difuso sin concretar. El objetivo de Darth Vader, el verdadero objetivo de Darth Vader, no fue nunca expandir el Imperio. Fue, simple y llanamente, atraer a su hijo Luke hacia el Lado Oscuro, en parte por orden del Emperador, en parte por sus deseos personales de consolidar su propio poder como Señor Oscuro del Sith. He aquí la cuestión.
Cuando Kylo hace tal afirmación, está dando a conocer sus intenciones de perseguir a Luke, encontrarlo y llevarlo a rastras a donde está convencido de que pertenece. El propio Luke vio su propia faz cuando el casco de un Vader fantasmal, entre las brumas de Dagobah, estallaba tras rodar por el suelo. Ésa es la verdadera historia de las dos últimas entregas de la Trilogía Original de Star Wars: la lucha de Luke Skywalker contra su propia oscuridad, y su final triunfo sobre la maldad que su propio padre inspira en él. Derrotar el legado maldito de una familia, los Skywalker, azotados por la desdicha.
.
Que Luke Skywalker haya percibido, a través de los vientos omniscientes de la Fuerza, que alguien poderoso le busca para convertirlo al Reverso Tenebroso, y que por ello deambula como un ermitaño con su fiel compañero R2 a lo largo y ancho de la galaxia, buscando no ser encontrado, tiene muchísimo sentido, y muchísima fuerza dramática.
2. Rey Skywalker, sin lugar a dudas.
Me parece muy obvio que la joven buscadora de chatarra, envuelta en harapos y con un problema de identidad que vemos en el planeta clon de Tatooine llamado Jakku es, o tiene que ser, sin duda, una Skywalker. Ahora, ¿de dónde sale? Aquí, siento decirlo, ni mis poderes intuitivos han conseguido hallar una respuesta satisfactoria, ni tampoco he empleado el tiempo suficiente en tratar de unir cabos con la precisión suficiente.
Que Rey es una Skywalker lo deduzco de que, en primer lugar, tendría mucho sentido narrativo, pues sería efectivamente tomar el relevo de la nueva generación, haciendo que el personaje protagonista siga la línea familiar de los Skywalker, verdadero centro de la historia de Star Wars, que no cuenta ni la vida de los Solo, ni el desarrollo de la guerra, ni las impresiones de Chewbacca, sino la historia familiar de los Skywalker. Además, los rasgos superficiales son inequívocos, y las referencias del último tráiler sobre la indefinición identitaria de Rey aluden a una historia evidente de encuentro y de asunción hacia la propia identidad. Y eso es algo muy Star Wars.
Por supuesto, ese planito en que la mano de Maz Kanata, podríamos decir que la nueva Yoda, entrega a Rey el sable de Anakin (perdido por cierto en Bespin, pero recuperado o, tal vez, reconstruido ahora) es también bastante sugerente.
– Sí pero, ¿de quién?
Ahí está la cuestión. En primer lugar pensé que tal vez Rey había llegado a ese rincón polvoriento, donde vive en las entrañas de un AT-AT y se gana la vida tal que un jawa cualquiera, tras un accidente o una batalla, de tal manera que pudiera haber olvidado quién es por efecto de algún golpe o trauma potente. Pero no me convence nada, en realidad. Entonces, pensé que lo primero era tratar de dilucidar de qué rama de la familia procede. Podría ser hija de Han y Leia, da bastante el pego, pero entonces… ¿por qué la han mandado de Erasmus a un sitio tan raro y en esas condiciones? ¿Por qué ella no parece recordar nada? ¿Por qué no parece que Han esté hablándole a su hija perdida, cuando están en el Halcón?
¿Y si Rey está allí por algo específico? Tal vez haya sido enviada a Jakku para, por ejemplo, encontrar alguna reliquia en concreto. ¿El sable de su abuelo? Cogido con pinzas, sin duda. Pero tal vez está allí no porque viva allí, sino porque ha quedado atrapada. Luego pensé, ¿y si fuera de Luke? No me imagino al viejo Ben teniendo hijos por la galaxia, e imaginar a Luke es ahora casi lo mismo. Y en cualquier caso, ¿quién regala la custodia a los Skywalker, que no hacen más que diseminar hijos por planetas perdidos? ¿cuál es el problema de esta gente?
– Un hermano rebelde
¿Y si Kylo y Rey son hermanos? Son las mismas preguntas de antes, pero multiplicadas por dos. Mi argumento estrella: que en el poster final ambos unen sus armas, en una especie de simbología de las dos caras de una misma moneda. Meh. Nadie dijo que todas mis teorías estaban perfectamente elaboradas. Pero ahí lo dejo, no sea que luego acierte y ya no me crea nadie. Esto, por cierto, convertiría todo lo comentado antes sobre el objetivo de Kylo en una disputa familiar a tres generaciones importante. Nunca un reparto de herencia fue tan escabroso, si el nieto quiere satisfacer al abuelo llevando a su padre a la perdición.
3. El sacrificio inevitable
Imagínalo. La primera película de una nueva trilogía, y ya tenemos a un personaje entrañable y querido siendo sacrificado a manos del villano. Como elemento narrativo, es un recurso muy potente, que mantiene el listón dramático, intensifica la emotividad de la película, y sostiene una carga trágica que perfectamente puede ser explotada como catalizador de la historia e impulsor de la evolución de los demás personajes, sobre todo de Rey, que pasaría a convertirse en un personajes mucho más maduro que ya se ha enfrentado a la muerte y debe resignarse ante ella. ¿Quién es el cabeza de turco? Si tiene que ser alguien, apuesto cualquier cosa a que será Finn. Ni Han Solo, ni Poe Dameron: Finn.
Acéptalo, y te lo digo ahora que no es spoiler, porque aún no lo sé. Finn va a palmar, y lo sabes.
Demasiados tráilers en los que se le ve enfrentándose a Kylo y a Rey llorando la muerte de alguien en ese mismo escenario. Finn, estoy convencido, no es usuario de la Fuerza, no tiene nada que ver con los jedi. Pero de alguna manera tratará de enfrentarse a Kylo, y quedará demostrado el poder de éste, y la incapacidad de derrotarle de cualquiera que lo intente sin pertenecer a una casta como los Skywalker, sensibles y poderosos en la Fuerza. Una Rey Skywalker enfadada y frustrada por esta muerte es una Skywalker preparada para ser seducida por el Lado Oscuro, es un nuevo miembro de la familia a la que Kylo puede extender su objetivo de persuasión Sith.
Hasta aquí algunas de mis especulaciones, quizá las más relevantes y vistosas, acerca de los personajes de Star Wars, El Despertar de la Fuerza. Posiblemente yerre en algunos de ellos, quizá en todos. Pero en cualquier caso, recuerda: al menos me mojé. Tú puedes hacer aún lo mismo. Tienes tres días. Yo tenía bastante menos.
Miro el reloj de la esquina superior derecha. Las dos y cuarto. Quedan poco menos de diez horas, aunque en los carteles de mañana, en las redes, anuncien que quedan tres días. Sonrisa ladeada, al estilo Han Solo. No puedo evitarlo, me siento extraño, paralizado en este momento único e irrepetible. Éste es el primer paso de toda una avalancha de aventuras galácticas venideras. Y esta noche, así, cual estrella blanquecina en la oscuridad de mi habitación, me encojo sobre el teclado tratando de decir todas las cosas que no he dicho este tiempo, antes de que escribir sobre El Despertar de la Fuerza ya no sea un juego de adivinanzas y ensoñaciones, sino sobre sentencias y afirmaciones. Feliz, me dispongo a terminar, a dar un último repaso a todos los tráilers que me han hecho vibrar estos meses, última vez que los vea de este modo, y abandonarme al sueño, que mañana hay que estar fresco y con los ojos bien abiertos.
Esta noche soñaré con el espacio. Negro y silencioso, salpicado de miles de estrellas.
Mañana volveré a soñar con ese mismo rincón de universo. Pero esta vez, lo surcarán naves escapando a la velocidad del relámpago, lo habitarán seres exóticos de los antros más ocultos, lo llenará el sonido de los láser, el zumbido de las espadas, y los gritos y las risas de personajes apasionados, buscándose a sí mismos en un escenario infinito.
Y cuando despierte, tras una primera noche de soñar el nuevo Star Wars, despertará conmigo la Fuerza, sonriente y despeinada, al otro lado de mi cama.