La sociedad me dice que mi cuerpo es feo, que tiene marcas. Se empeñan en venderme cremas, cirugías, píldoras para borrar mis cicatrices. No se engañen: son mis trofeos de guerra. Son la prueba de que este cuerpo ha dado vida. Respetate, querete, cuidate. Y no aceptes como verdad que tus cicatrices te afean.
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