Miscelanea Pop…por César del Campo de Acuña
Pirates of the Dark Water
Estoy convencido que en una de esas sobadísimas conversaciones nostálgicas, que suelen comenzar varones con más pelo en el trasero que en la cabeza, acerca de las mejores series de dibujos animados nadie se acuerda de The Pirates of the Dark Water (o Los piratas de las aguas tenebrosas, que es como la conocemos aquí y en toda Hispanoamérica) y si lo hace miente como un político ya que nunca, al menos en España, fue popular. La serie de dibujos animados creada por David Kirschner para la temporada 1991-92 y producida por Hanna-Barbera Productions (y otras 8 compañías de producción que ayudaron/intervinieron en diferentes puntos de la misma), no logro ser un éxito sobresaliente a nivel mundial. Eso no quiere decir que el producto fuera malo ni mucho menos ya que, como dijo Hal Erickson en su libro Television Cartoon Show: “Pirates of the Dark Water fue un notable intento de llevar un estilo de ficción fantástica comparable a lo mejor de J. R. R. Tolkien y Frank Herbert, unida a la inventiva y complejidad propia de la animación japonesa, a la televisión americana de los sábados por la mañana*”. La propuesta apelaba al público juvenil y adulto en lugar de al infantil por medio de tramas argumentales mucho más complejas pero fue presentada como otra serie de media hora destinada a vender figuras de acción y puede que por ese motivo no terminara de funcionar como se esperaba y terminara ganado el estatus de culto que hoy posee.
¿Y de que trataba Pirates of the Dark Water? Bien, los episodios contaban las crónicas del planeta acuoso Mer donde se encontraba el Reino de Octopon. Este se veía amenazado por una misteriosa y fangosa sustancia conocida como las Aguas Tenebrosas. Ren, el príncipe de Octopon, acompañado de Tula y el ex pirata Loz, se embarcaban en busca de 13 tesoros que detendrán el inexorable avance por los mares de Mer de las Aguas Tenebrosas. ¿A que suena interesante? Lo cierto es que si, pero, lamentablemente los altos costes de producción hicieron que la serie terminara de manera abrupta tras tres temporadas y un total de 21 episodios emitidos en los que los protagonistas tan solo rescataron 8 de los 13 tesoros. Una autentica lástima que esta propuesta de notable animación, cuidados fondos, imaginativos diseños y a la que puso voz un plantel fantástico (Tim Curry, Hector Elizondo, George Newbern y Jodi Benson entre otros) llegara a buen puerto.
Los piratas de las aguas tenebrosas y yo
Escrito todo lo anterior puede que estén pensado que yo si sería ese adulto, con más pelo en el trasero que en la cabeza, que sacaría a relucir sus exquisitos gustos y personalidad en una conversación sobre los mejores dibujos de la historia pero no es el caso. Yo no vi la serie al completo y no me salen sarpullidos por reconocerlo aunque, si es cierto, que cace algún que otro episodio en el canal autonómico (Canal Sur para más señas) allá por el lejano 1993. Aquella mínima exposición me hizo tener unas nociones básicas de los personajes y de la trama lo que me hizo identificarlos fácilmente en la portada de un videojuego expuesto en el escaparate de una tienda de electrónica viguesa durante el que fue el único viaje familiar de mi infancia fuera del espectro de fiestas, bodas, bautizos y comuniones. Por los poco que había visto de la serie sabía que aquello me gustaba por lo que, tras voltear la caja y ver las capturas de pantalla, me hice con el (bueno…me lo compraron a modo de regalo de cumpleaños algo adelantado). Se trataba de Pirates of the Dark Water para Súper Nintendo, videojuego desarrollado por Sunsoft en el que podíamos controlar a Ren, Tula y Loz para abrirnos pasos a espadazos y golpes por sus diferentes niveles con el objeto de hacernos con los 13 tesoros antes que el despiadado Capitan Bloth (al que de niño llamaba Capitan Blood, no sé si por la dislexia o porque quería que su nombre fuera temible). También se lanzó una versión para Megadrive muy diferente a la de SNES desarrollado por Iguana Entertainment (el juego para “El cerebro de la bestia” era un beat ‘em up mientras que el lanzado para los 16-Bits de Sega era un plataformas no lineal con grandes dosis de exploración) que no se si llego a España (si sé que llego a Europa, por lo que me inclino a pensar que quizás si llegara) en 1994 como el que pude disfrutar y nunca acabar hasta bien entrada mi treintena.
Figuras de acción y tebeos
Cuando he comentado que la serie, a pesar de estar enfocada a un público más adulto, fue mal enfocada me refiero al hecho de ser presentada como un vehículo con el que vender figuras de acción, comics y todo tipo de elementos de merchandising (como el juego de rol creado por Lee Acosta y lanzado por Mindgames Inc en 1994 el cual fue ilustrado por James Holloway).
Las figuras corrieron a cargo de Hasbro y fueron lanzadas, con cierto éxito, en 1991. En total se cuatro héroes (Ren, Loz, Niddler y Zoolie), cuatro villanos (Bloth, Mantus, Konk y Joat) y un vehiculo (el Wraith). Probablemente no se lanzó una figura de Tula argumentando que ningún niño (público objetivo de esta línea juguetera) compraría una muñeca). Entrando en lo que son las figuras en sí, y sin haber tenido una en mis manos en la vida, lo más llamativo de las mismas es que todas son moldes diferentes, es decir que no son torsos genéricos con cabezas intercambiables como ocurría con la línea de He-Man (mas o menos), las TMNT y otras tantas, presentando figuras de mayor o menor tamaño según el personaje que representaran. Por otro lado el packaging contaba con una pequeña numeración para que los coleccionistas/compradores supieran cuales tenían y cuáles no, y una diferenciación cromática entre los embalajes de los héroes y de los villanos (colores cálidos para los primeros y fríos para los segundos).
Marvel Comics fue la editorial que lanzo los comics basados en la serie a los estantes de quioscos, tiendas especializadas y grandes superficies. Los guiones de esta mini serie (serie limitada) publicada entre noviembre de 1991 y julio de 1992, que en un principio tan solo iba a contar de 6 números y que termino alargándose hasta los 9, fueron escritos por Dwight Jon Zimmerman (Excalibur, Los nuevos mutantes, Iron Man, Factor X, RoboCop…). Los dibujos fueron firmados por Bruce Zick (lápices de los primeros seis números) y Rob Davis (de los tres últimos, (The Salamantha Arc).
Pero no crean que la cosa se quedó ahí. No. Aprovechando el cierto éxito de la licencia salieron al mercado una handheld tarteras, disfraces, peluches, tarjetas de San Valentín relojes, tazas, cometas, papel de regalo, camisetas y hasta una funda para almohadas. De todo y eso que la serie no funciono todo lo bien que se esperaba pero que ha conseguido ganarse el estatus de producción de culto a pulso.
* Cita sacada del recomendable libro Hanna-Barbera, La animación en serie de Cruz Delgado Sánchez y Pedro Delgado Cavilla, publicado por Diabolo Ediciones.
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