Explicaré las palabras que no existen del título a continuación, pero antes quiero aclarar que no tengo nada en contra del cine proveniente de Dinamarca, más bien lo contrario. No son pocos los ejemplos: ‘Festen’, ‘The Hunt’, Lars Von Trier, el maestro Carl Theodor Dreyer… incluso si queremos acercarnos al género de la película que nos ocupa, thriller policiaco al uso, ahí tenemos la gran serie ‘The Killing‘. Y todo esto, tampoco quiere decir mucho, ya que si ‘Misericordia‘ es buena o no, nada tiene que ver con la influencia que haya recibido del cine hecho en Dinamarca. Más que nada quería justificar el ‘a la danesa’ del título. Vamos con el resto.
‘Misericordia’ nos presenta al típico policía no muy hablador, algo introvertido, con algún que otro problema en su vida privada, que por circunstancias se ve relegado a un puesto de poca importancia dentro del cuerpo (algo así como un agente Mulder pero sin bichos verdes). El espectador puede aceptar todos los clichés del mundo cuando va a ver una película de estas características si luego la trama cumple. Hay cintas como ‘Seven’—por eso lo de fincheriano—, relativamente moderna (aunque ya haga veinte años… maldición, me hago viejo), que directamente rompieron los moldes tirando de la historia del asesino en serie. Pues bien, tras ver ‘Misericordia’, uno puede diferenciar muy claramente por qué esta vez la peli de polis y crímenes sin resolver, no funciona en casi nada.
Un correcto planteamiento da paso a un nudo en el que la trama empieza a deslavazarse por el abuso excesivo del flashback, el cual dificulta el ritmo del metraje, sujeto con tanta explicación de todo lo que pasa. Se mastica tanto la trama, que la intriga por descubrir los misterios se va disipando tan rápido como la facilidad con la que los protagonistas van encajando las piezas del puzzle. Cuando el final se acerca, cualquier espectador que haya visto algunas películas del género podrá acertar cual mago Tamariz todo lo que va a ocurrir casi sin mirar.
Por todo ello, ‘Misericordia’ puede considerarse un correcto ejercicio cinematográfico sobre cómo hacer un thriller policiaco de manual, estilo primer curso de la escuela municipal de cine. Ni los personajes ni la trama suponen nada nuevo, aunque tampoco nada desastroso. Si os sobra el dinero podéis ir a verla sin sentiros mal al salir.
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