El pasado 17 de octubre de 2017, Rusia probó con éxito su misil SARMAT cuyo nombre en español significa satán. Es un misil intercontinental que es capaz de llevar consigo 15 ojivas nucleares, suficientes para terminar con casi toda la vida de la tierra. Su impacto puede terminar con una ciudad muy grande, lo que causa de inmediato el invierno nuclear, y tendría que pasar mínimo 20 años, para una reactivación celular, confiando en que su proceso evolutivo pueda surgir y mantenerse. Semejante obra satánica, pasa inadvertido para cualquier radar y sobrepasa cualquier barrera antimisil. Alcanzando un recorrido de más de siete mil kilómetros en tan solo media hora, esta arma es llevada al laboratorio nuclear con el fin de perfeccionarla aún más. A pesar que siempre se tiene la convicción de reducir todo tipo de riesgo bélico, y se pretende que cada país desmantele su arsenal atómico, es contradictoria la idea, cuando con tan solo cinco ojivas nucleares se extermine la vida en la tierra. El mundo cuenta con más de 50 mil misiles, pero con tan solo uno de ellos bastaría para poner fin a la historia del planeta, y su destino acabaría al instante. Podrán seguir implementando medidas de desarme, pero jamás ningún país que sea una potencia nuclear, dará de baja a su armamento nuclear total, al menos no sin antes vivir en un mundo maravilloso, que se dé cuenta que necesita evolucionar para ser feliz y vivir en paz, en la búsqueda de un destino que no sea el económico, sino más bien espiritual a través del conocimiento silencioso.
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