La primera estación marciana sería construida por robots, que serían controlados a distancia por humanos. Cortesía: NASA
Por María Eulalia Silva
(Publicado originalmente en diario El Telégrafo, Guayaquil, el 19 de abril de 2015)
El planeta rojo tiene temperaturas extremas: entre 5 y 85 grados bajo cero en el invierno y hasta 20 grados en el veran.
Habitar en este planeta dejaría de ser una fantasía o despilfarro. Podría llegar el día en que tengamos que abandonar la tierra y mudarnos a otras órbitas. Antes los androides prepararían el nuevo hogar.
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Desde que por primera vez el hombre pisó la Luna en 1969, va a pasar al menos medio siglo hasta que la humanidad pueda volver a visitar un cuerpo celeste que no es la Tierra.
Seguramente será un planeta, y de todos los planetas del sistema solar, Marte es el más cercano, el más estudiado, el más parecido en tamaño y el único con un clima capaz de permitir la supervivencia humana. Aunque eso sí, en condiciones extremas y penosas.
Más allá del reality televisivo ‘Mars One’ que pretende enviar 4 astronautas con solo un pasaje de ida -y de cuya seriedad ahora se duda mucho- las agencias espaciales de diversos países tienen en carpeta el proyecto de lanzar una misión tripulada al Planeta Rojo antes del 2030.
Vivir en Marte será muy duro. Aunque el día marciano se parece en duración a la Tierra y la inclinación de su eje genera estaciones de invierno y verano, como su órbita es alargada, las temperaturas pueden variar mucho: entre 5 y 85 grados bajo cero en invierno y hasta 20 grados en verano, pero solo en la línea ecuatorial. Su atmósfera es absolutamente irrespirable para el ser humano.
Lo interesante de Marte es que tiene agua en cantidades apreciables -hace poco se confirmó que la tiene en estados líquidos- y que se ha detectado gas metano, lo que puede significar o que aún tiene actividad volcánica y por lo tanto sigue “vivo”, o que existe alguna forma de vida biológica primitiva.
Las sondas robots, como el Curiosity, han enviado datos bastante completos sobre su superficie que aún se analizan. Pero enviar humanos con la tecnología actual es aún caro y dificultoso. Marte está a 8 meses de distancia.
El experimento Mars 500, con sede en Rusia, simuló el viaje de una tripulación a lo largo de un año y medio, incluyendo un mes de estadía en Marte. Sirvió para estudiar el comportamiento humano en condiciones similares a las que deberán afrontar seis astronautas.
Un grupo de 4 o 6 personas conviviendo 8 meses en un espacio reducido supondrán innumerables conflictos y traumas psicológicos, pero más complicados serán los problemas físicos que tendrán en el espacio por la falta de gravedad.
5 problemas físicos para adaptarse al territorio de Marte
Por millones de años los humanos están acostumbrados a vivir bajo ciertas leyes biológicas y físicas que permiten el buen funcionamiento del cuerpo, pero al viajar al espacio estas condiciones cambian y traen consecuencias. Estas son las 5 más severas.
1. El Síndrome de adaptación espacial. Cuando el cuerpo enfrenta una menor gravedad, se mueven los líquidos del oído interno que son responsables del equilibrio. El cerebro se confunde y no puede identificar qué está arriba o abajo, se producen desorientación, náuseas y vómitos. Puede durar 2 días hasta que el cuerpo se adapte.
2. La distribución de líquidos. Todos los fluidos corporales se desplazan hacia arriba y producen ensanchamiento del tórax, hinchazón de la cabeza, pulsaciones en el cuello, cambio de la voz y obstrucción nasal.
3. Problemas óseos y musculares. Curiosamente, la columna vertebral se estira, pero al mismo tiempo se producen otros graves problemas. En la Tierra, los huesos y músculos se hacen fuertes luchando contra la fuerza de la gravedad. Cuando no hay esa carga los músculos empiezan a atrofiarse y los huesos a perder calcio. Por esta razón los astronautas realizan una ardua rutina de ejercicios, llevan una dieta balanceada e ingieren calcio diariamente.
4. Disminución de los sentidos. Debido a la gran cantidad de líquido que ingresa al cerebro por la falta de gravedad, los sentidos del gusto y del olfato disminuyen considerablemente y los astronautas pierden peso fácilmente. La alimentación diaria deber ser rigurosa.
5. Problemas cardiovasculares. Como la irrigación sanguínea se reduce cerca de un 10%, el corazón trabaja menos y se produce más cansancio. También se disminuyen los glóbulos rojos y solo vuelven a la normalidad semanas después de regresar a la Tierra.
Hay más efectos, por ejemplo, los glóbulos oculares sufren por la presión ejercida en la cabeza hace que se aplasten provocando una pérdida gradual de la visión. Este es el precio que deberían pagar los pioneros del Planeta Rojo.
¿Cómo se construirá la primera colonia en Marte?
Instalar una colonia en Marte significa también otro enorme costo en el traslado del equipamiento necesario para que sobreviva un grupo de científicos varios meses.
Por ejemplo, un módulo autosustentable: un sistema ecológico cerrado capaz de almacenar agua, procesar los desechos y albergar cultivos que produzcan oxígeno. Por lo pronto ya se han hecho experimentos como el llamado “Biosfera” que no resultó muy exitoso, pero con lo aprendido se trabaja en nuevas pruebas.
La solución más factible y práctica para una primera etapa es el envío de robots manejados a control remoto desde la Tierra, instalados en naves más pequeñas. Los robots no necesitan alimentos ni oxígeno para el viaje, no tienen músculos que se desgasten y no tendrán conflictos con sus compañeros.
Una vez que toquen suelo en Marte cargarían sus baterías solares y se pondrían a trabajar en la construcción del primer módulo habitable con los materiales enviados en otras naves.
Ellos podrían también encargarse de cultivar plantas en invernaderos que servirán como alimento y provisión de oxígeno para los seres humanos que llegarán después.
El primer modelo de robot llamado R2 ya trabaja en la Estación Espacial, y en un desierto californiano sus parientes están demostrando habilidades que incluyen insertar su propio torso y cabeza en un vehículo con ruedas. Ya lo llaman Robot Centauro.
Por otra parte, la Agencia Espacial Europea y la NASA desarrollan conjuntamente el proyecto Meteron, una red de operaciones robóticas multipropósito. Los autómatas en la superficie de Marte serán controlados por un operador humano en tiempo real, desde la Tierra.
A finales de este año se hará el primer experimento con un robot que está en la Tierra y será controlado por un joystick -como los de videojuegos- por un astronauta instalado en la Estación Espacial Internacional. Luego se desarrollarán dispositivos más complejos: tabletas con instrucciones preprogramadas que con solo pulsar harán que el humanoide actúe.
A principios del año 2016 se espera construir un exoesqueleto -una prótesis que recubre una parte del cuerpo- para poder transmitir desde Tierra el movimiento del miembro a una máquina que trabaje en Marte. Es decir, cada acción de una persona será replicada por la máquina a millones de kilómetros de distancia.
El desafío más grande vendrá con los años: dotar de mejores sensores a los robots para que sean capaces de identificar -con la precisión de los humanos- cada objeto que necesitarán para realizar sus tareas de albañilería y agricultura.
¿Llegarán primero los hombres o sus máquinas?
Lo más seguro es que con el desarrollo tecnológico que veremos en esta década y la siguiente, quedará claro que enviar seres humanos en la primera misión sería un sacrificio innecesario si el mismo trabajo lo puede hacer un grupo de robots.
En 2030 el desarrollo de la inteligencia artificial habrá dado pasos enormes, y para entonces se habrán podido crear naves más espaciosas y veloces, y también las técnicas para criogenizar y mantener dormidos a los astronautas durante el viaje.
Y tal vez cuando arriben, una delegación de robots salga a recibirlos con un ramo de las primeras auténticas flores marcianas.
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