Revista Creaciones

Misión en Cádiz (2)

Por Masqueudos

Esta Semana Santa el colectivo hiperespecializado en la resolución de conflictos internacionales “las primas” fue enviado de nuevo hasta Gades (ciudad más conocida como Cádiz) para evitar la destrucción del mundo y conseguir alcanzar Maralto, un destino idílico que solo existe en mentes superdotadas de frikadas como nosotras.

Misión en Cádiz (2)

Y allá que fuimos, esta vez con el refuerzo de “la rubia”, hiperespecializada en manualidades y en comunicación. Y allá que nos volvió a pasar lo mismo que la otra vez: las procesiones eternas en intersectores imposibles de descifrar; los mensajes secretos cifrados en 7,45 (cuánto es?) o con traducciones imposibles (Aseos en P2); las pipas y el ansía por comer a cada segundo, como si el mundo se nos fuera detrás de cada puntillita…

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Esta vez no siquiera la sabiduría de Agustín Fernández Mallo nos podía ayudar y, aunque yo me hice muy amiga de Manuel el de “Los asquerosos”, se negó a venir a Gades con la excusa de que estaba lleno de mochufa y de que todas las deudas son con la gente. No hay gente, no hay deudas. Solo las que tiene uno consigo mismo.

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Asi que como no encontrábamos por dónde empezar para salvar el mundo nos pasábamos el día en la playa cogiendo olas, tomando cazón en adobo y haciendo fotos, que es algo tan postmoderno que ya se ha quedado antiguo.

Misión en Cádiz (2)

En estas estábamos cuando se nos apareció una noche Alejandro Albalá en sueños tomando una infusión de hierbaluisa con helado de kinderbueno y nos dijo dos cosas: una, que en Gades no hay café a partir de las 10 de la noche, y dos, que cogiéramos el autobús 1 hasta la calle Balbo y  allí encontraríamos la respuesta.

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Así que el día siguiente nos plantamos allí y descubrimos una sala que se hacía llamar “Escape Room” pero era seguro seguro nuestro centro de operaciones. Al menos así lo entendimos nosotras, que nos dejamos encerrar en un espacio a oscuras con la intención de salvar el mundo mientras la rubia y la prima organizadora entraban por el armario, cual visita a Narnia. Una vez allí pusimos nuestras mentes a funcionar y entre las runas, los sudokus falsos, los sms y muchos nervios, pues salvamos al mundo. Si, como lo oís. Si estáis aquí, es por nosotras. Bueno, lo cierto es que hemos superado la Fase 1 pero volveremos a completar el proceso porque la playa, el mundo, José Luis el vecino, Alejandro Albalá y el resto de la humanidad se lo merecen.

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