Luego de 15 años, unos comicios venezolanos vuelven a contar con misiones de observación internacional enviadas por organismos de la talla de la Unión Europea (UE), el Centro Carter y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
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Luis Fonsi presenta “Nuestra balada” un tema para la reconciliaciónMapuches amenazan con armas en video viralHay un cambio de paradigma, pues desde el 2006 y hasta 2019 solo gobiernos y organizaciones afectas al chavismo habían sido convocados como acompañantes electorales que, en resumidas cuentas, dejaban ver detalles escuetos, por no decir opacos, de lo que evidenciaban, pues el Estado prohibía hacer públicas sus consideraciones.
El Poder Electoral, designado por la Asamblea Nacional (AN) electa en los cuestionados comicios del diciembre del 2020, aprobó una resolución especial en la que admitió la presencia de estos organismos extranjeros como observadores y les da la posibilidad de, por ejemplo, convocar ruedas de prensa para compartir su valoración del proceso cuando lo consideren necesario, aunque con previa notificación al CNE, y publicar su conclusiones y recomendaciones.
Tras la aprobación de esta resolución, la misión de observación internacional también podrá diseñar su propio plan de actividades, lo que quiere decir que ahora el ente rector no decidirá los lugares o centros de votación que los grupos extranjeros visitarán, como lo hacía. Para estas elecciones la misión también podrá desplegarse en todo el territorio con antelación, en aras de seguir de cerca los preparativos comiciales y el propio día de las elecciones.
Al respecto, el presidente de la asociación civil Súmate, Roberto Abdul, expone que las misiones de observación internacional son cuerpos de expertos que se crean para participar y hacer observaciones, contraloría y veeduría de los procesos electorales, que normalmente se despliegan en países donde existen altos niveles de desconfianza sobre el sistema electoral, tanto por parte de la población como de los cuerpos internacionales.
Abdul deja claro que, en términos de capacidad, no se diferencian las tareas que hacen estas misiones de las que ejecutan las nacionales. A su juicio, el tema tiene que ver con los niveles de confianza que estas generan, pues, en países como Venezuela, los actores políticos pueden sentir que las misiones de observación locales pueden ser fácilmente vulneradas
Detalla que, básicamente, a través del despliegue de las misiones extranjeras se procura, primero, tratar de generar confianza entre las partes y, segundo, hacer evaluaciones cualitativas y cuantitativas de los procesos electorales para, posteriormente, emitir informes de evaluaciones de cómo se organizó, desarrolló y se realizó el proceso electoral.
Con información de Tal Cual