Siempre he pensado que el refranero es una colección de sabiduría sólo equiparable a la Universidad de Salamanca y ya se dice aquello de “La ocasión la pintan calva”. ¿Qué
porqué digo yo esto ahora? Pues porque siempre hay quién aprovecha la mínima para intentar colar un gol al resto de los mortales. No se si te habrás enterado de que nuestro monarca nos sorprendió el domingo, con nocturnidad, alevosía y “dominguicidad” con un comunicado diciendo poco más o menos que renunciaba a la herencia de su padre. Pero OJO, sólo en lo de las comisiones, algo que no es aceptable según el art 991 de un libraco que llamamos Código Civil,(o se acepta todo o nada) y que, además, castigaba sin paga hasta nueva orden al emérito, total por un escándalo (otro más en el etcétera acumulado) al respecto del cobro de comisiones de Arabia Saudí, que salpicaba a una misteriosa señora (la habitual) y a nuestro actual monarca a través de una fundación Off Shore de aquellas de los universos panameños.
La historia sería como para dársela a Ian Flemming para que nos escribiese un par de historias de Bond porque, oye, nos vendrían bien para estos días de encierro. El asunto tiene mucha miga. Pero, claro, como andamos todos ocupados en otros menesteres (y lo que nos queda si no hacemos caso a #Yomequedoencasa , piensa que hay muchas vidas en juego y el asunto no es para ir con chuflas).
Bueno, pues a lo íbamos. Parece que alguien por Zarzuela ha pensado que era el momento ideal para intentar salvar una institución que ya se cae a pedazos, porque no encaja demasiado en el SXXI y porque los escándalos ya son interminables en unos tiempos en 
Por lo visto este hilo se les pasó por alta en palacio, podrían haber pensado en una cosa más vistosa como tribunales, devolución del dinero “distraido” (que nos vendría muy bien 
