Misiva.
A falta de tus ojos
me quedo con tu sonrisa.
Una memoria a la deriva,
el último barco en la tormenta,
la botella al mar entre latidos.
Que lejos hoy queda la isla,
la costa de su cuerpo fino,
la curvatura en su cadera.
Y mientras pasa el tiempo
(una nube que sucede a otra),
me pregunto qué será de su cabello
que emulaba en su oscuridad…
la suavidad del mar en bucles olas.
Me he mudado lejos, lo sé,
y extraño y pinto en el papel su boca
que ya no recorre mi cuerpo en el rocío,
que ya no me cuenta cómo hubo sido
(Y estando los dos aún perdidos…),
aquel paraíso de habernos encontrado
en el mar de espuma
de una historia entre galeras.
Y me duele la tormenta aquí en el pecho,
tifón de letras inconexas, versos,
que todo destruyen y a la vez reclaman…
como cañones retumbando en la distancia.
Y escribo entonces entre las memorias
el mapa final a mi tesoro favorito,
(una sonrisa, unas manos, unos besos),
Y cuanto más el viento sopla, mas y mas,
me alejo.
Espero entonces y quizás un día,
(y si dios lo quiere o así la vida),
entre el mar de letras en que hoy habita,
se encuentre sin querer usted mis versos,
carta de amor y mapa, misiva…
que le hará saber que siempre fue querida,
y, que habría querido yo, por toda la vida,
su mano, fuertemente sujetándose a la mía.
-Misiva-