Revista Política
Hace tiempo que los Estados Unidos han dejado de ser para mí ejemplo de nada. Principalmente porque no entiendo que un país desarrollado, moderno y rico no pueda garantizar una sanidad pública y universal para todos sus ciudadanos. A partir de ahí, como dice aquel, se me fue cayendo el mito. Ayer puse una muesca más en mi creencia de que de allí, lecciones las justas. Supongo que, con motivo de la celebración del Día Internacional de la Mujer, La2 puso uno de esos reportajes para lo que hay que ponerse pinzas en los párpados para verlos, no por aburridos, sino porque los dan a horas en los que una debe estar durmiendo porque el lunes toca ir al cole que es mi trabajo.Miss Escaparate me gustó y me horrorizó al mismo tiempo como el propio día de la mujer. Una se siente orgullosa de serlo y celebrarlo, pero te quedas ojiplática cuando ves lo poco que cambian nuestras reivindicaciones, nuestras guerras. En muchos aspectos, seguimos en el mismo sitio y los mismos siguen sin respetarnos.¿Dirías que en Estados Unidos las mujeres están más empoderadas que en la vieja Europa? Mira el reportaje para darte cuenta de que no. Sufren el mismo asqueroso sexismo (no perderse los comentarios masculinos sobre Sarah Palin y Hillary Clinton), el mismo maldito techo de cristal y la misma insoportable desigualdad.¿Dirías que los medios de comunicación allí predican con el ejemplo y luchan por erradicar esa desigualdad que ocupa kilos y kilos de papel? Mira el reportaje y volverás a negar con la cabeza como yo. De una manera que no sabes bien si tiene más de tristeza o de cabreo.¿Dirías que las nuevas generaciones de mujeres estadounidenses son más libres e insumisas? No solo mira el reportaje sino la programación de cualquier televisión aquí y allí. Imposible perseguir la propia esencia cuando la esencia solo puede ser una para tener éxito.El reportaje merece la pena, aunque solo sea para cerciorarse de que las mujeres no necesitamos un día, sino un siglo.